Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Ponga un derbi en el mapa

Hay fútbol más allá de Europa o Sudamérica, como en los caldeados y enconados clásicos de Casablanca, Omdurman o Calcuta.

En febrero de 1969, un seísmo en el Océano Atlántico repercutió directamente sobre las costas marroquíes, provocando que un maremoto de escasa amplitud se cerniese sobre Casablanca, un temblor que desde entonces apenas se ha vuelto a notar salvo cuando dos veces al año se enfrentan Wydad y Raja, el derbi más caliente del norte africano, el que divide a los baidauis o habitantes de la ciudad de cine que inmortalizaran Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Entre los recuerdos más gratos de las ‘Águilas’ del Raja –en árabe ‘esperanza’, creado en 1949 por la Resistencia nativa ante la ocupación francesa– se cita su brillante victoria 5-1 en los cuartos de final de la Copa marroquí de la campaña 1996-97, la más abultada en la historia del clásico. Sin embargo, desde este fin de semana, sus hinchas tienen otra muesca que anotar en su particular revanchismo, donde jugándose el pase a cuartos de final de la Champions árabe, levantaron un 4-1 adverso en tan solo 22 minutos, con gol en el último suspiro, para dejar a los ‘Diablos Verdes’ del Wydad con la miel en los labios gracias al 1-1 de la ida. Increíbles tifos en las gradas, ambiente caldeado y unos 6.000 agentes para mantener la seguridad en el estadio.

La liga marroquí dio sus primeras patadas en 1956. A algo más de 4.000 kilómetros de allí, una selección, la de Sudán, es de las más antiguas del continente negro, alcanzando su mayor hito en 1970 cuando reinó en la Copa Africana de Naciones ante cien mil espectadores. Lo hizo en su capital Jartum, donde confluyen Nilo Azul y Nilo Blanco: el río más largo del mundo inicia su periplo en la región de los Grandes Lagos y fluye hasta Sudán, donde toma el nombre de Nilo Blanco y se une al Azul, que nace en Etiopía.

Al otro lado del caudaloso maná se sitúa Omdurman, una zona mucho mas pobre y excluida que alberga a los dos clubes más populares del país, Al Merreikh SC y Al Hilal, otro de los derbis más candentes de África, que este fin de semana tuvo que ser suspendido por lanzamiento de objetos e invasión de campo. Un futbolista herido, la policía abriéndose paso en la grada con gases lacrimógenos, un capítulo más de este siempre caldeado derbi en una ciudad que hasta los rivales visitan con temor.

Los ingleses fueron los que introdujeron el balompié en el país, antes, eso sí, de sufrir precisamente en Jartum, allá en 1885, a manos del Mahdi, la mayor derrota británica en suelo africano, aunque un mes más tarde el guía musulmán que lideró la revuelta muriera envenenado al otro lado del río, en Omdurman. Estos dos clubes en particular han copado la histórica hegemonía de la República sudanesa. Para dimensionar la grandeza de ambos baste subrayar que la liga se juega desde 1965 y solo tres equipos la han ganado al margen de estos dos grandes, ¡el último en 1992!

Latigazos por beber alcohol

El Al-Hilal (Hilal es la luna creciente y determina el comienzo de un mes en el calendario islámico) está presidido por uno de los hombres mas ricos del país, en tanto su rival, el Al-Merreikh (que significa ‘Marte’), tiene también como dueño a un magnate local. La enemistad entre ambas entidades es tal que se dice que durante el mercado de pases, ambos clubes aíslan a sus mejores jugadores y los incomunican para que no los tiente el otro equipo. Una medida que no evita los casos de doble-camiseteo porque los dos pagan muy buenos sueldos. Esa es precisamente una de las razones por las que ningún jugador sudanés ha jugado nunca en un club puntero europeo, lo bien reconocidos socialmente y pagados que están los futbolistas. No salen, pero tampoco es fácil para un futbolista extranjero salir del país. El año pasado, un guardameta camerunés, internacional con los ‘Leones Indomables’, pasó meses retenido porque su club no le entregaba el pasaporte, algo habitual incluso para los locales. Y el suyo no es un caso aislado. Desconocemos, eso sí, si persiste en el país la práctica sufrida en 2009 por un jugador nigeriano, castigado con 40 latigazos tras ser descubierto bebiendo alcohol.

Derbis africanos considerados no solo entre los más intensos y vibrantes de África, sino del planeta fútbol. Los hay como el vivido esta jornada en la liga macedonia, donde se vieron las caras en Skojpe un club eslavo-macedonio, el Vardar, y un club de la minoría albanesa, el FC Shkupi. Pero también los hay que derrochan pasión desenfrenada como el ‘derbi de Calcuta’, un duelo entre Mohun Bagan, un club nacido al abrigo de la aristrocracia antibritánica, y East Bengal, surgido en una escisión de un equipo radicado en lo que luego fue Bangladesh, un clásico indio que en su día llegó a reunir a 130.000 espectadores. Una rivalidad dentro de la sociedad bengalí entre nativos hinduistas y emigrantes minotirarios. Quizá por eso en Calcuta el fútbol sea más popular que el cricket.

Oliver Aton, en la Japan League

Pero si las fronteras y la rivalidad futbolística les separó –en 1975, un jugador legendario, Umakanta Palodhi, se suicidó tras perder 5-0 en el derbi–, los unió en parte la nueva liga india surgida en 2014, a la que ninguno de los dos clubes se sumó, lo que favoreció que el Atlético de Calcuta, con dinero invertido por el Atlético de Madrid, se hiciera con la franquicia calcutense hasta que la entidad colchonera abandonó su aventura. El equipo lidera hoy la mediática Indian Super League, mientras Mohun y East se aprestan a comenzar una nueva liga india, la de siempre, con once equipos.

Una que empieza, otras que tocan a su final, como en Japón, donde ya tenemos nuevos equipos de la Japan League, entre ellos el histórico Yokohama Marinos, cuyo ascenso a la máxima división permitirá la próxima campaña un hecho insólito: ver en acción, aunque solo sea unos minutos, al mítico Kazu Miura, el jugador que inspiró la no menos mítica serie animada ‘Oliver y Benji’, quien a sus 52 años sigue jugando –solo dos partidos este curso– tras 34 temporadas en activo; junto a él, un compañero por el que tampoco pasan los años como Shunsuke Nakamura, a sus 41 velas. Pero la mayoría de miradas en el fútbol nipón, y fuera de él, han recalado en un jugador keniano, Michael Olunga, ex del Girona, máximo goleador de la Segunda japonesa, que en la victoria 13-1 de la última jornada firmó 7 goles y suena ya para la Bundesliga.

Una liga alemana en la que ha sido noticia que Robert Lewandowski no marcara, 12 jornadas después. Ganó su Bayern y está a un punto del líder, Mönchengladbach, que cayó ante nuestro querido Unión Berlín. Todo sigue igual en la Premier League, salvo que su villano favorito debutó en el banquillo del Tottenham. De paso, José Mourinho es ya el segundo entrenador mejor pagado, tras Pep Guardiola. Lo suyo no será un derbi africano, pero por rivalidad no será.