Raimundo Fitero
DE REOJO

Las niñas

En la Carrera de san Jerónimo de Madrid se vivió un día parlamentario tan cargado de incidentes que los cronistas no saben todavía por dónde hincarle el diente. Sucedió de todo, para que no pase casi nada. Lo más cutre, el diputado con más patrimonio, De Quintos del difunto Ciudadanos, a empujones con otro de Vox para ocupar un escaño de los que se aparece en la tele. Ese es el nivel. En la elección de la mesa se jugó al mus o al truco y se quedó sin presencia la sombra de Rivera que apareció emocionado para despedirse. Hasta nunca. Ahora la extrema derecha anda buscando perder el tiempo denunciando a la presidenta del Congreso por dejar que cada diputada acatara como le diera en gana. Van a ir al Tribuna Constitucional. Los del TC deben estar hasta allí de tanto idiota con cargo público que les hacen perder el tiempo por cosas ya juzgadas.

Pero el día viene marcado por la presencia mediática de dos niñas. Una es muy famosa, mundialmente conocida, sueca, con el síndrome de Asperger, que se ha pegado un viaje infernal en catamarán para no utilizar aviones para desplazarse a la Cumbre del Clima de Madrid, donde esos dos mequetrefes políticos que ha puesto el trifachito gobernando ciudad y comunidad no hacen otra cosa que el ridículo de manera intensiva. Medio mundo se pregunta ¿por qué causa tanta molestia a la extrema derecha mundial Greta Thunberg? Despierta en los más facinerosos periodistas, en los más descerebrados columnistas y políticos baratos una animadversión desmesurada.

Otra niña ejemplar, con una intervención magnífica en la Asamblea de Extremadura, Elsa Ramos, transexual de ocho años, que dice «tengo el derecho a ser llamada como me siento». «No permitan que nadie nos robe la felicidad». Palabras que suenan a verdad. Las niñas que abren espacios de lucidez.