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IRUÑEA

Varios objetos hallados en Zaldua demuestran la romanización del Pirineo

Ocho años de excavaciones arqueológicas en el yacimiento de Zaldua han sacado a la luz un edificio que identifican con unas termas de la época romana, además de grandes edificios y cantidad de material interesante. Los arqueólogos han presentado algunos de los objetos encontrados que dan numerosa información interesante sobre el yacimiento.

Los hallazgos realizados en el yacimiento de Zaldua, en Auritz-Burguete, dan muestra de la importante romanización existente en las inmediaciones de la calzada del Pirineo que unía la localidad leonesa de Astorga con Burdeos, que no se establecía como zona de paso impermeable sino que tenía muy instauradas sus costumbres y tradiciones.

Así lo señaló una de las directoras del yacimiento, Oihane Mendizabal, que presentó ayer algunos de los objetos más importantes encontrados en este complejo termal junto con el secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Juantxo Agirre, el director general navarro de Cultura, Ignacio Apezteguía, y el alcalde de Auritz-Burguete, Joxepe Irigaray.

A lo largo de este verano se ha realizado la octava campaña de excavación en este lugar, en la que han participado arqueólogos de Aranzadi y del Museo Arqueológico de Londres bajo la supervisión de la sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Nafarroa.

Mendizabal señaló que los objetos encontrados datan de épocas comprendidas entre los siglos I y IV, y las prospecciones realizadas sitúan el complejo termal en el que se han realizado los trabajos en el centro de la ciudad de Iturissa, junto a la calzada.

Apezteguía destacó que «la investigación del área de Zaldua es importante para conocer cómo fue la Navarra romana en esta zona tan poco estudiada» pero que fue una importante vía de comunicación y comercial, estableciéndose como un punto «diferencial para el conocimiento del patrimonio histórico de la Comunidad Foral».

Por ello, aseguró, desde el Gobierno Foral se está trabajando para dotar a este espacio con el mayor nivel de protección posible y en breve se prevé incoar el expediente de bien de interés cultural.

Agirre, por su parte, consideró que el estudio de este yacimiento no es importante solo a nivel local o de Nafarroa, sino que muestra la relación de la península con el resto de Europa y descubre cómo estaban articuladas estas importantes vías de comunicación.

Asimismo, destacó el uso de nuevas tecnologías de prospección magnética y con georradar empleadas en este yacimiento, que han permitido conocer cómo era este edificio y su distribución antes de excavar, unos resultados recogidos en la tesis doctoral de Ekhiñe García.

Por otro lado, el alcalde de Auritz-Burguete destacó la importancia que tienen para la comarca los hallazgos tanto a nivel cultural, permitiéndoles redescubrir sus raíces, como a nivel económico.

Y es que el yacimiento podría tener un importante potencial turístico que impulse a «una de las zonas más deprimidas de Navarra», convirtiéndose así en «una vía de ingresos y de asentamiento de población».

Pequeños tesoros

Entre los objetos presentados destaca un anillo de oro con un entalle de «nicolo onyx» azul con una talla que, según Mendizabal, se sospecha que representa a la diosa Fortuna sosteniendo una cornucopia.

Este amuleto tiene gran valor no solo por su antigüedad, sino también por la calidad de los materiales y las técnicas constructivas, lo que demuestra que «al menos parte de los habitantes de Zaldua tenían bastante poder y riqueza».

El culto a la diosa Fortuna fue extraordinariamente popular y estuvo ampliamente extendido a lo largo y ancho del Imperio romano. Objetos con la imagen de la Fortuna han sido encontrados en una gran variedad de contextos domésticos y personales en muchos yacimientos arqueológicos de época romana.

También se mostraron otros amuletos de la buena suerte encontrados en distintas estancias del complejo termal, como un amuleto fálico de bronce, que según Mendizabal podría haberse utilizado como adorno para los caballos o la vestimenta militar, o una lúnula de bronce –colgante en forma de creciente lunar–, habitualmente utilizada entre las niñas, las mujeres y los soldados.

Entre los objetos de la vida cotidiana descubiertos figuran un dado de bronce, fichas de juego de hueso y varias lucernas, unas lámparas de aceite empleadas comúnmente para iluminar las estancias, así como objetos de adorno personal como alfileres para sujetar el pelo realizado en hueso.

También se han localizado monedas que, si bien son bastante habituales en las excavaciones, aportan mucha información para establecer el contexto del edificio y situar su uso en la historia.