Un hombre de 42 años mató a seis personas ayer en la sala de espera de Traumatología del Hospital Universitario de Ostrava, al este de la República Checa, y se quitó la vida cuando iba a ser capturado por la Policía, en un suceso cuyas motivaciones se estaban investigando.

Al parecer, el autor de los disparos hizo salir de la sala a los niños antes de abrir fuego, informó el diario “DNES” en su página web, y luego disparó a quemarropa a los presentes en la cabeza y el cuello, precisó el primer ministro, Andrej Babis. Cuatro personas murieron en el lugar y dos más a causa de la gravedad de sus heridas.

El agresor huyó en un vehículo que fue localizado a varios kilómetros del lugar del tiroteo por dos helicópteros que participaron en la persecución. Cuando uno de los aparatos descendió hacia el automóvil, el hombre se disparó en la cabeza y murió pese a los esfuerzos por mantenerlo con vida.

La radio pública informó de que el autor del tiroteo era un albañil residente en la comuna de Opava, cerca de Ostrava, que habría reprochado a los servicios de salud que no lo trataran, cuando él consideraba que estaba gravemente enfermo, según manifestó su jefe a la emisora.

Este tipo de tiroteos son inhabituales en República Checa, país de 10,7 millones de habitantes.

En marzo pasado un paciente de un hospital de Praga disparó contra otros dos pacientes, uno de los cuales murió, tras una disputa en una habitación.

En febrero de 2015, un cliente de un restaurante de la localidad de Uhersky Brod, en el sudeste del país, abrió fuego y mató a ocho personas antes de suicidarse.