Raimundo Fitero
DE REOJO

Del grifo

Andan intoxicando. Repaso como cada día una docena de medios de comunicación y me siento constantemente agredido, vilipendiado, manipulado, intoxicado, subvertido. ¿Me incitan a convertirme en una anacoreta? ¿Dónde debo mirar la fecha de las noticias para que no me estén troleando de manera incesante? La caverna mediática está sobrexcitada. ¿Quién les alimenta de dinero para seguir diciendo tantas barbaridades que no son filo fascistas, es que son la vanguardia del neofascismo? En cada titular se encuentran entre cinco y diez faltas al honor de alguien, a la verdad legal, a la inteligencia y al código penal. Pero tienen, de momento, impunidad.

La cúpula judicial encriptada en azul pepero los protege. Un ejemplo: con firma, en ese negocio de Pedro José, el muñidor de tantas mierdas, se dice que desde el triunfo de la moción de censura que llevó a Sánchez al gobierno, ha crecido la violencia de género. Y da un porcentaje. Esto es tener cuajo. Esto es ser un auténtico sinvergüenza, una escoria informativa. Por si queda alguna duda, en el trabajo de limpiar la imagen del pistolero de Amurrio, justo al lado de esta intoxicación otra, en que dicen que “el toro”, así le llaman los fans, lee. Y lee mucho. Sobre todo, libros de Historia de España. Sin palabras.

Me tienen loco con el agua del grifo. Llevan unos días sacando esos informes apócrifos intoxicadores, que huelen a subvencionados por las embotelladoras de agua de marca, que dicen que beberla produce cánceres, enfermedades. Otros informan de lo contrario, que es muy saludable, pero que las autoridades deben regular el uso del cloro. Por lo tanto, pido el comodín de la llamada de la conciencia para decir, una vez más, que son las autoridades las que deben cuidar de la calidad del agua del grifo. Y que se dejen de monsergas y privatizaciones.