Dabid LAZKANOITURBURU

Warren reproduce, y paga caro, el dilema del Partido Demócrata

Los análisis ponían el foco en la segunda y no menos aplastante derrota de Joe Biden, obligado a remontar sí o sí en Nevada y sobre todo en Carolina del Sur, o abandonar su viejo sueño de aspirar a la presidencia y decir adiós, 77 años, a la política.

Más de refilón ha pasado el nuevo revés de la progresista Elisabeth Warren, cuarta en New Hampshire y a la que le queda el consuelo de haber quedado un punto por delante de Biden.

Warren, que el año pasado llegó a liderar las encuestas a la candidatura demócrata a escala federal, ha visto desinflarse sus aspiraciones y quedó tercera en Iowa, lejos del tándem Buttigieg-Sanders.

Precisamente, el dilema que personifican a día de hoy el senador socialista y el exalcalde centrista de la pequeña ciudad de South Bend (Indiana) ha impactado de lleno en la candidatura de la senadora por Massachusetts.

Warren, azote de Wall Street e insuperable a la hora de concretar con cifras sus proyectos políticos, se enredó al distanciarse de Sanders y abogar por no derogar del todo los seguros privados en la reforma sanitaria.

Era un guiño a ese electorado blanco que prima las inversiones de sus ahorros sobre la idea de la sanidad universal y recela de subidas de impuestos, lo que le enajenó parte del voto progresista, que se volcó en masa a favor de Sanders.

Pero la irrupción de Buttigieg la ha descolocado al perder su fortaleza como segunda opción ante un Sanders que concita casi tantas aversiones como adhesiones entusiastas. De ahí su dilema.

Más que valorar sus magros resultados, Warren se prodigó a alabar a la también senadora Amy Klobuchar. ¿Una pista de salida? Veremos.