GARA
GASTEIZ

«Daño irreparable» para la acusación, «cuento infantil» para la defensa

El juicio por las presuntas falsificaciones de los grafitos en el yacimiento de Iruña-Veleia ha quedado visto para sentencia. Las acusaciones, ejercidas por la Fiscalía y la Diputación de Araba, mantienen sus peticiones y hablan de «falsificación criminal». Las defensas de Eliseo Gil y Rubén Cerdán piden su absolución y critican la falta de argumentos. Ven en las acusaciones un «cuento infantil». Creen, además, que «social y mediáticamente ya se les ha condenado».

El juicio por las supuestas falsificaciones de los grafitos del yacimiento alaves de Iruña-Veleia ha quedado visto para sentencia. Llega once años después de que la Diputación de Araba interpusiera la demanda contra Eliseo Gil, director de Lurmen S.L., empresa concesionaria de las excavaciones; Óscar Escribano, empleado; y Rubén Cerdán, colaborador de ambos. A la espera de que la letrada Isabel María Díez-Pardo emita su veredicto, la sesión final de ayer sirvió a las acusaciones y defensas para leer sus conclusiones.

Versiones totalmente opuestas, como cabía esperar. La Fiscalía y la acusación ejercida por la Diputación mantuvieron sus peticiones de condena para Gil, que podría ser condenado hasta a siete años y medio de cárcel por las «barbaridades» y «daños irreparables» causados en el yacimiento, al considerar que está «clarísimo» que este arqueólogo manipuló los hallazgos. Por el contrario, la defensa de Gil reclamó su absolución, dado que las pruebas y testimonios en su contra son «endebles» y «malintencionados».

En su informe final, la Fiscalía recordó que todos los testigos han asegurado que no encontraron «ningún» grafito excepcional en las piezas desenterradas, lo que avalaría la tesis de que dichas inscripciones eran realizadas posteriormente, durante el proceso de lavado de las piezas, para presentarlas como hallazgos supuestamente revolucionarios. Respecto a la autoría de las inscripciones supuestamente fraudulentas, dijo que si bien los peritos no han podido concluir «al cien por cien» que el autor de las mismas sea Gil, sí han apreciado «similitudes razonables» entre los grafitos de las piezas y otras inscripciones efectuadas por el director de la excavación sobre otros soportes.

En cualquier caso, las acusaciones acordaron la alternativa de que el exdirector del yacimiento pueda ser considerado autor de esos delitos por omisión.

El objetivo de Gil, en opinión de la Fiscalía, era lograr «publicidad» y obtener «réditos profesionales». En este sentido, agregó que, con el fin de «coronar su actuación criminal», este contactó con Cerdán para que realizara un informe pericial «que en circunstancias normales nadie se lo iba a realizar» y que calificaron de «pura literatura». El Ministerio Público pide dos años y medio de cárcel para este por estafa, y la Diputación tres años y nueve meses.

En este punto cabe recordar que el tercer encausado, Óscar Escribano, pasó a ser testigo tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía: aceptó los cargos y un año de cárcel que no cumplirá.

No se ha acreditado

La defensa de Eliseo Gil, por el contrario, pidió la absolución de su representado al considerar que no se ha «acreditado» que los grafitos hayan sido «falsificados». Recordó que el objetivo de esta excavación no era el de encontrar grafitos y que por lo tanto Gil no tenía presión en ese sentido por parte de la empresa que subvencionaba el proyecto, Euskotren. «Por lo tanto, ¿cuál es el móvil para falsificar?», se preguntó.

Defendió que existe debate científico sobre estos grafitos, con informes tanto a favor como en contra de su autenticidad, y criticó que se impute ahora a Gil una comisión por omisión, preguntándose cuántos profesores e investigadores tendrían que estar entonces sentados en el banquillo de los acusados. Cree que la Fiscalía pretende «eludir que no se ha podido acreditar que Gil es el autor de las falsificaciones».

Lamentó por último que se haya tratado desde un principio de «influir de manera obsesiva en la opinión pública», con el fin de «dar por juzgado» el asunto. «Política, social y mediáticamente ya se ha condenado», criticó.

La abogada de Cerdán, que también reclamó su absolución, señaló la «penuria» de los elementos probatorios en su contra y la «mala fe» observada. Recalcó que Cerdán es físico por la Universidad de Tel Aviv, que ha llevado a cabo los informes que se le pidieron y que las acusaciones no han probado que no sea así.

En su turno de última palabra, Gil, declaró que al inicio del juicio entró en la sala «con dos convicciones de la mayor firmeza; la primera mi inocencia y la segunda mi confianza en la Justicia. Con esas dos convicciones totalmente presentes salgo también de esta sala».

Gil dijo que este juicio le ha supuesto «sufrir infinitamente» y que en él ha visto cómo se presentaba una parte importante de su vida profesional y de su vida en general como una «burda caricatura de lo que fue».