Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
mancomunidad vasca: balance y retos

Las urnas marcarán el rumbo de la institución de Iparralde

El paisaje político de Ipar Euskal Herria ha experimentado cambios importantes en la última década y la Mancomunidad Vasca, que vio la luz en enero de 2017, se ha asentado como pieza clave en esa evolución. Su primer presidente, Jean-René Etchegaray, elogia el trabajo realizado, pero desde la sociedad civil se apunta a los retos pendientes.

La primera institución de la era moderna en Ipar Euskal Herria vio la luz el primero de enero de 2017. Su forma legal se quedó a medio camino con respecto a la demanda que, en un ejercicio de tesón indiscutible, portó durante décadas la sociedad vasca.

Con un número limitado de competencias y sin sufragio universal, la fórmula ofrecida tras muchos tiras y aflojas por París fue, pese a todo, refrendada por la práctica totalidad del espectro político del territorio.

El equipo de Gobierno que tomó las riendas de la Mancomunidad Vasca, bajo la batuta de su lehendakari, el centrista Jean-René Etchegaray, dibujó desde el principio esa entente. Según recuerda a GARA el sociólogo Eguzki Urteaga, «Etchegaray incorporó a electos que se oponían a la creación de la institución a labores de responsabilidad».

El también alcalde de Baiona defiende su opción. «No me interesó aplicar una política de ostracismo con respecto a electos que, en razón de su pertenencia política, no eran favorables a la creación de la institución, y puedo decir que el balance del trabajo realizado por esos representantes críticos a los que he confiado determinadas áreas es muy favorable», confesaba a las puertas del último Consejo Comunitario, celebrado el pasado 22 de febrero en el anfiteatro de la Universidad de Baiona, el ágora en que sesiona el «biltzar» de la institución vasca.

El resultado es que, tres años después, la Mancomunidad ya no tiene enemigos declarados, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que en su seno no convivan visiones bien diferentes. Con todo, «el menor peso que tienen los partidos y el grado de institucionalización todavía débil» en comparación con los otros dos espacios político-administrativos vascos ha permitido, a juicio de Urteaga, que se haya mantenido, contra viento y marea, el principio de primero acordar y luego hacer.

Decisiones por unanimidad

Ese «todos a una» figura en un lugar especial en el balance que hace el propio Etchegaray, que no pierde ocasión de señalar que ese periodo fundacional de la Mancomunidad Vasca dio pronto paso a la construcción de una dinámica territorial.

«El resumen de este corto mandato podría haber sido un mero relato de transición, pero debemos constatar que hemos sido capaces de construir una aspiración, que se refleja en esas 21 políticas generales que hemos decidido asumir, lo que nos ha obligado a aumentar nuestros medios humanos y financieros», declaraba días atrás a Mediabask. Etchegaray concluía que ese temprano ejercicio de responsabilidad «ha ayudado a tomar conciencia» de que las políticas deben diseñarse «a escala de todo el territorio».

Desde su puesto de observador pero también de actor activo de la sociedad civil, al ser presidente de Eusko Ikaskuntza en Iparralde, Urteaga complementa la reflexión señalando que «la Mancomunidad se ha convertido en un interlocutor de pleno derecho para las instituciones de la Comunidad Autónoma Vasca y de Nafarroa».

Esa «ambición política» que defiende Etchegaray no ha sido entendida de igual manera por otros actores del país. De hecho, el presidente debió matizar su proyecto de fiscalidad ante las críticas recibidas de la Cámara de Comercio e Industria de Baiona, cuyo presidente, André Garreta, se opuso a que los empresarios abonaran más tasas.

No han faltado tampoco las críticas por ese rápido aumento de peso que ha experimentado una institución que cuenta hoy con 1.200 empleados, al haber absorbido plantillas de los servicios territoriales originales sobre los que se asentó la Mancomunidad. En el proceso no han faltado las querellas con algunos sindicatos. En su estadio actual, el tamaño de la institución genera ciertas dudas respecto a la sostenibilidad. Y también preocupa su exceso de centralismo, particularmente a esos electos suletinos o bajonavarros para los que Baiona queda definitivamente muy lejos.

No dejar de lado a la sociedad

Los electos que tomen las riendas de la institución tras las municipales se guiarán por el pacto de gobernanza adoptado en el último pleno de legislatura.

La plataforma Batera, que en 2018 hizo una auditoría destinada a testar la calidad democrática de la institución, saluda que, «aunque con retraso y al final de la legislatura», se haya hecho realidad ese acuerdo, que recoge algunas de sus aportaciones de cara a mejorar los equilibrios territoriales en la vida institucional. Con todo, Batera, que aboga por una institución con un estatus político más alto, similar al que existe en Corsica, critica que no se ataje el cúmulo de cargos y se declara también a la espera de que se produzcan avances en paridad –solo un 17% de los consejeros de la Mancomunidad son mujeres– y respecto al papel de la sociedad civil.

Urteaga remarca que el «modelo de Iparralde», forjado a lo largo de dos décadas, y que ha realizado aportaciones recientes muy relevantes «en materia de paz e institucionalización», pivota sobre la concertación. «La Mancomunidad Vasca debería cuidar la relación con los actores de la sociedad civil sin cuyo concurso no habríamos llegado hasta aquí, porque también serán claves para ir más allá».

Garraio sare bat lurraldea ehuntzeko asmoaren adierazle gisa

Euskal Elkargoak eskuduntza mugatuak baditu ere, legeak aitortzen dizkion nahitaezko konpetentziak bere gain hartzeaz gain hautazkoak ere eskuratu ditu.

Orotara 21 «politika publiko» garatzeko hautua egin du Zuberoa, Nafarroa Behere eta Lapurdiko 158 herri ordezkatzen dituen erakundeak. Hiru herrialdeetako biztanleriak dituen beharren araberako egitasmoak garatzea izan da bere sorreratik elkargoaren xede nagusia. Iparraldeko erakundeak garatu zuen lehenengo zerbitzu amankomuna uraren kudeaketarena izan zen. Horrekin batera, saneamendu sareak eta itsasertzaren ingurumen zaintzak garrantzi berezia hartu zuten. Bidarteko auzapez den Emmanuel Alzuriren eskutik garatu da eskumen hori. Lapurdiko kostako herrientzat berebiziko garrantzia badu uraren kalitateak, erran gabe doa klima aldaketa bete-betean eragiten diela.

Izan ere, bada beste egitasmo bat bereziki islatzen duena lurraldea ehuntzeko Euskal Elkargoak duen borondatea. Ipar Euskal Herri osorako garraiobide sarea plantan eman zuen iaz Iparraldeko erakundeak.

Egitasmoak autoaren erabilera murriztu eta hiri eremuetan zirkulazioa arintzea du helburu. Era berean barnealde eta kostaren arteko konexioak hobetuz.

Txik Txak du izena garraio mota ezberdinak garatuz –Tram’bus da bere ikurra BAB eremuan– Iparraldeko mapa bere osotasunean marrazten duen sare berriak. M. U.