Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Siempre nos quedará Bielorrusia

Un argentino golea en Abu Dhabi a ritmo de Messi, mientras Hleb cuelgas las botas y Adebayor es confinado en Benin rumbo a Togo.

«My taylor is rich and may mother is in the kitchen», era la letra de una de las pseudocanciones de Los Toreros Muertos allá en 1987, lección de inglés que para sí quisiera el mismísimo ‘‘Follow me’’ de la BBC o el clásico ‘‘The End’’ con el que todos dimos nuestras primeras patadas a la lengua de William Shakespeare. Tarjeta de presentación con la que hasta el bueno de Miguel Gila podría ir al fin del mundo sin necesidad de traductores neuronales. Al delantero argentino Sebastián Tagliabúe no le ha hecho falta ningún manual de primeros auxilios de inglés, le ha bastado con sus goles. No sale en las tapas de los diarios, ni siquiera en los de su país de origen, pero hoy es un referente en el de adopción. Apenas destacó en la tercera división el fútbol chileno, al otro lado de la cordillera, le reclutó, luego un paso efimero y descorazonador por el balompié colombiano, y de ahí, salto a Arabia Saudía, en donde a los seis meses no quería volver ni en pintura al Golfo Pérsico. Ahora, lleva allí nueve años a lo grande, siendo un idolo en la Liga de Emiratos Árabes –a donde arribó en 2013 traspasado por 700.000 dólares–, una de las pocas en las que sigue rondando el balón pese al coronavirus. Es más, su promedio de goles le equiparan a Lionel Messi y se acerca al Top10 de los futbolistas argentinos que más goles han anotado.

El delantero del Al Wahda suma ya 14 dianas esta temporada y a sus 35 años acumula en el zurrón 332 tantos oficiales, a solo dos del ‘Pipita’ Higuaín para meterse de lleno entre los diez mejores depredadores del área del país sudamericano, y a solo 14 del gran Diego Armando Maradona. Huelga decir que es Messi quien lidera la tabla, seguido de otro nombre con mayúscula, Alfredo Di Stéfano, y del ariete citizen Sergio Agüero.

Goles son amores, pero a este desconocido trotamundos no le salen novias como al jovencito Erling Haaland, al que Real Madrid y Manchester United parece que se lo rifarán este verano y el que acabará haciendo un negocio será el Dortmund que lo compró por 25 y puede que lo venda por 75 millones. Se frotan las manos los renanos, se le hacen los ojos chiribitas al representación del noruego, ¿quién?, el omnipresente Mino Raiola, con la onerosa comisión que se va a embolsar.

El virus mandó a parar en Cuba

No veremos al ‘muñeco diabólico’ al menos hasta el 30 de abril, fecha que la Bundesliga se ha fijado para reiniciar, con el permiso del Covid-19, la interrumpida temporada. No hará como la Federación salvadoreña, que ha decidido clausurar el torneo –los clubes tienen difícil pagar a sus jugadores incluso con las pobres entradas actuales– y otorgarle el título al líder 11 Deportivo, que no saboreaba las mieles del éxito desde 2006 y que ha pasado en unos meses de quedar colista en el Apertura a campeonear en el Clausura.

La pandemia gripal también ha mandado a parar la 105ª edición de la liga de fútbol cubana, donde el Ciego de Ávila marchaba primero y cerraba la tabla la selección cubana sub20. Los ‘tiburones’, en la cima, están comandados desde el banquillo por el italiano Lorenzo Mambrini, un técnico natural de Perugia que llegó en 2013 al país caribeño, quizá porque estaba casado con una cubana, quizá porque su abuelo tenía gran admiración por el Comandante Fidel. También han parado en Nicaragua, donde han seguido peloteando hasta esta jornada. Pero se sigue jugando en Palestina, o en Bután, donde se ha disputado ya la final del campeonato. Como siguen a lo suyo, ajenos, en Angola, que vivió el fin de semana el atractivo duelo entre Onze Bravos, tercero y vigente campeón, contra Petrolero, primero, que acabó 0-3 para los de Luanda, que no salen campeones desde 2009. Entre ambos, el 1º de Agosto, club dirigido por las Fuerzas Armadas.

Rumbo a África sacó billete de avión el togolés Emmanuel Adebayor, detenido el fútbol paraguayo, porque quería estar cerca de su familia en estos momentos, aunque, eso sí, advertido por su club, el Olimpia, del riesgo que suponía viajar y que si lo hacía era bajo su responsabilidad. El primer contratiempo para el delantero es que al hacer escala en Benin le pusieron en cuarentena en un hotel.

Vodka contra el Covid-19

Pero si una liga que ha decidido no hacer lo que las demás y está despertando un interés más curioso que deportivo, es la de Bielorrusia. Estaba previsto jugarse la primera jornada del campeonato, y se jugó. ¿Quién dijo miedo? El propio mandamás del país estrujado entre las fronteras de Polonia y Rusia, Alexander Lukashenko, comunicó a la afición su propia cura: «Vayan a la sauna, beban vodka y trabajen mucho para matar el virus en su organismo». Dicho y hecho, el debut liguero en la Vysheyshaya Liga fue cosa del Energetik y el BATE Borisov, con derrota inesperada 3-1 del campeón de 11 de los últimos 12 entorchados.

Quien le arrebató el título la pasada temporada fue el Dinamo Brest, sí, el que hizo presidente honorífico a Diego Armando Maradona ¡hace un par de años! En esta, el club que en su día fue filial del histórico Dinamo de Minsk, se estrenó con un triste empate en casa, con lo que uno de los alicientes en esta primera era ver de nuevo a la estrella nacional Alexander Hleb, ex del Arsenal y hasta del Barcelona, que regresó a su país y a sus 38 años seguía jugando en el modesto Isloch Minsk... Decimos seguía porque la semana pasada anunció que cuelga las botas tras 22 temporadas como profesional y tras invitar a Messi y Cristiano Ronaldo a que se pasen a participar en la liga bielorrusa durante el parón. Si lo hicieran le darían el definitivo empujón a un campeonato en el que, a falta de fútbol en todo el continente europeo, se han fijado algunas televisiones. El canal ruso Match TV acaba de adquirir los derechos por falta de un programa que ofrecer.

La que quizá sea más apetecible de ver es esa competición que se está fraguando entre los clubes de Bélgica y Países Bajos para crear una liga conjunta, una especie de Benelux Premiership League, en la que tomarían parte los 18 mejores equipos de ambas ligas, 10 neerlandeses y 8 belgas. Incluso el Standard de Lieja ha llegado a amenazar con, en caso de no materializarse este invento, pedir jugar en la Ligue 1 francesa. Todo apunta a que podría ser una realidad en 2025, en lo que puede ser una continuación de ese proyecto para crear una All Island League, con 8 equipos de la República de Irlanda y 6 de Irlanda del Norte. Será, en cualquier caso, si este dichoso coronavirus lo permite.

No un virus, pero sí el cáncer, se llevó hace cuatro años al que alguien llamó el ‘Astérix del fútbol’, Johan Cruyff. Seguro que a él no le habría detenido ni este dichoso bichito que ha confinado al fútbol en las videotecas. Y es que, como dijo aquel ‘leñero’ argentino Santos Ovejero, uno de los centrales más duros que pasaron por el fútbol español, en las filas del Atlético, «Cruyff, la puta, te cambiaba de ritmo, te dejaba en ridículo». Luego, mordió la pizza y añadió: «¡Pero olía de bien!». Por Johan, por Astérix, por el fútbol... y como diría aquel, siempre nos quedará Bielorrusia. Y el vodka.