Carlos GIL
Analista cultural

Papitu

Ha muerto con setenta y nueve años y por causa del coronavirus, Josep Maria Benet y Jornet, “Papitu” el dramaturgo catalán que fue el eslabón necesario e imprescindible  entre los autores del realismo social y el teatro contemporáneo en todo el estado español en el último cuarto del siglo XX. Pero su sitio en la historia es como el padre (quizás ya abuelo) del nuevo teatro catalán contemporáneo. Era (cuesta utilizar este tiempo verbal) el máximo exponente del teatro catalán con vocación universal, el que abrió todas las puertas, portones y ventanas por las que después siguieron decenas de dramaturgas y dramaturgos que encontraron en su profesionalidad, su calidad técnica y su incursión en los escenarios un magnífico espejo en el que mirarse. Un espejo que no se ha roto con su fallecimiento porque si algo le caracterizaba era su bonhomía, su solidaridad, su sencillez, su humildad gloriosa. Trabajador infatigable, siempre dispuesto a unirse a las causas que le necesitaban se le debe otro hito, fue el gran servidor de historias para las series de la televisión catalana. 

Cuesta cada día más hacer obituarios de personas con las que en alguna ocasión se compartieron ilusiones. Trabajé en varias ocasiones con él, con el cadáver del caudillo caliente, y más tarde tuve el honor de dirigirle su obra para públicos familiares “Supertot” en euskara y castellano. Lean sus obras, las de antes y la de hace dos semanas. Son un alarde de equilibrio, unas estructuras dramáticas que avanzan con la fluidez de voluntad de acomodar fondo y forma. Toda su obra es un gran ejemplo de coherencia. Adeu amic.