Jon ORMAZABAL

EL PRIMER GOL DE TODOS SERÁ NO INFECTARSE

Con draconianos protocolos, los equipos de la Bundesliga ya han comenzado a entrenar y sueñan con comienzos de mayo como fecha de competición, eso sí, con no más de 240 personas en los estadios. Un reflejo de la nueva sociedad que viene, más allá del césped.

Más allá de las enormes pérdidas sociales, afectivas y económicas que está dejando esta pandemia del Covid-19, pensar en cómo será el día después de que se levante el estado de alarma, en qué modo se articularán las relaciones personales, cuántas costumbres deberemos aparcar por un tiempo, cuáles serán esas nuevas rutinas… añaden grandes dosis de angustia a esas ya de por sí largas horas de confínamiento.

Al margen de esas enormes fincas en las que les vemos entrenar mientras hacemos hueco en nuestras habitaciones para hacer unos estiramientos, las multimillonarias estrellas del deporte profesional –los futbolistas en concreto– ya mostraron jugar en otra liga cuando se desveló que la patronal española facilitó a los equipos tests de detección que, cuatro semanas después, todavía no han terminado de llegar sanitarios o cajeras de supermercado, por poner dos ejemplos de profesionales expuestos al contagio. Pero también hay que recordar que equipos como Eibar y Osasuna cedieron las pruebas a los servicios de salud pública.

Cuando la salida parece algo más cercana, el fútbol de elite masculino también va un paso por delante en este aspecto, al manejar ya una minuciosa hoja de ruta para el día después. Estrictos protocolos para ellos, sus entornos y el propio público.

La Bundesliga alemana ha sido la que ha abierto la espita y parece tener respuesta a dos de las grandes preguntas. La competición alemana piensa en el comienzo de mayo como fecha para la reanudación del campeonato. En un primer momento, la liga alemana fue suspendida hasta el 2 de abril, pero hay una nueva prórroga hasta el 30 de este mismo mes que, a tenor del regreso de los equipos al trabajo, podría ser la última.

4 recogepelotas y 83 espectadores

Eso sí, lo de acudir al estadio deberá esperar y habrá que conformarse con ampliar la parrilla de opciones televisivas con deporte en directo. De momento, serán unas 240 las personas que podrá haber en los partidos cuando se retome la actividad; 240 en estadios con capacidad para 60.000.

Esta minúscula cifra se desglosaría de la siguiente manera; futbolistas, ocho técnicos (entrenadores, asistentes y médicos), 113 personas en la grada (30 de ellas periodistas), 4 recogepelotas en vez de 12 y 30 trabajadores de televisión.

Los primeros entrenamientos se están desarrollando con medidas tan restrictivas que no hay gran diferencia respecto a la preparación seguida en casa de modo individual en estas últimas semanas. Así, los futbolistas han empezado a entrenar de dos en dos, evitando grupos mayores y recibiendo instrucciones por pantalla.

Cada land alemán decide sus medidas de actuación, por lo que cada club se debe a sus autoridades locales y las fechas de reincorporación han sido diferentes. El Bayern de Munich ha sido uno de los últimos en retomar la actividad el lunes, alegando que como club debía dar un ejemplo de reducción de contactos a los ciudadanos. «Fue una sensación rara el entrenamiento en grupos reducidos. Pero también fue una sensación maravillosa volver a ver a los compañeros en vivo», dijo el guardameta y capitán Manuel Neuer en declaraciones que publicó la página web del club.

Al margen de las particularidades de cada club, lo que tienen en común todos los protocolos es el esquema de entrenamientos: turnos de trabajo en grupos reducidos de no más de cinco personas, distancias de, al menos, 1,5 metros entre ellos y sin contacto físico directo. Como posible foco de contacto, el balón estaba prohibido en las primeras sesiones, pero ha terminado introduciéndose en algunos casos. Eso sí, sin disputas entre futbolistas.

Con astronómicos contratos televisivos de por medio, concluir las competiciones interrumpidas se ha convertido en una especie de primera necesidad para la patronal futbolística, aunque siempre siendo muy conscientes de que un positivo en COVID-19 sería un desastre al suponer un paso atrás de incalculables consecuencias.

Así, el rigor del fútbol compone una versión extrema, una vez más, de lo que puede producirse a nivel social si la desescalada no funciona. Por ejemplo, según ha revelado la cadena alemana de televisión MDR, la asociación ha elaborado otro protocolo que contempla la realización de exámenes cada tres días a todos los integrantes de los respectivos equipos, control que se haría extensivo a las familias de los deportistas.

La Liga se blinda entre polémicas

La situación es diferente en la competición española, donde ni siquiera el estado de alarma es capaz mitigar la interminable guerra de intereses entre LaLiga y la Federación Española. El último capítulo ha sido el intercambio de comunicados en el que patronal de clubes aclaró que no se ha aprobado ninguna medida en relación a la posible reanudación de la competición en la Comisión de Seguimiento de la crisis del coronavirus reunida este martes y recordó su competencia sobre la fijación de horarios «siempre atendiendo a la protección de la salud de los deportistas».

Desmintiendo a la RFEF, la Liga negó cualquier acuerdo respecto a disputar partidos cada 72 horas y la entidad presidida por Tebas declaró que tampoco se ha mencionado, tratado ni aprobado ningún protocolo de partidos a puerta cerrada, aunque LaLiga «ya tiene elaborado un protocolo para esta eventualidad desde inicios del mes de marzo, compartido con la comisión de UEFA», de la que forma parte con el resto de los representantes de ligas europeas que participan en la misma.

Este borrador, que ya se ha filtrado a algunos medios, iría por el camino del alemán y contempla una serie de medidas divididas en tres fases. Primero, entrenamientos en solitario. Si todo va bien y no hay contagios, evolucionaría a sesiones preparatorias en grupos de ocho. Y más tarde, en grupo completo y con balón. Se estima luego un mínimo de dos semanas para reanudar la competición, a fin de evitar lesiones.

Se especula con que los entornos familiares también sean controlados para garantizar que no hay infecciones en el ámbito de los futbolistas desde la premisa de que el blindaje tendrá que ser casi completo para evitar retrocesos.

Cada vez más voces –la última la del experto catalán Oriol Mitjà– insisten en que no será factible ver público en las gradas hasta agosto o setiembre, cuando podría iniciarse la próxima temporada si esta se acaba puerta cerrada... o empezar a disputarse lo que queda de la presente.

Este aspecto está más verde en los protocolos en la marcha, pero se apunta ya la necesidad de que los espectadores extremen las medidas de limpieza o eviten contactos físicos excesivos incluso aunque su equipo marque gol. Un fútbol higienizado para una sociedad distantes pero necesitada a la vez de sus ansiolíticos preferidos.