Isidro Esnaola

CORONABONOS, OTRA IDEA PARA LA DISCORDIA EN LA UE

El Eurogrupo alcanzó anoche un acuerdo para liberar medio billón de euros para financiar las ayudas para proteger a los trabajadores y las empresas. Dejó el debate de fondo sobre los coronabonos para la reunión de jefes de Estado y de Gobierno.

Desde la cumbre por videoconferencia de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE del pasado 26 de marzo, la discusión en la Unión Europea sobre las medidas a tomar para hacer frente a la pandemia se ha transformado en un debate sobre la emisión de los llamados coronabonos. He aquí algunas de las claves de esta nueva discordia.

¿Qué son los coronabonos?

Llaman así a los títulos de deuda que emitiría en común la Unión Europea. Serían similares a los bonos del tesoro que emite cualquier Estado para financiarse. La diferencia fundamental sería que estos bonos no estaría respaldados únicamente por un Estado, sino por los 19 del euro. Aunque se habla de bonos mutualizados parece que lo que tienen en mente los promotores de la idea sería que los estados respaldaran esta emisión de deuda de manera solidaria. Esto significa que cada país respondería por el conjunto de la deuda y no solamente por la parte que le corresponda, algo que, lógicamente, asusta a los países pequeños. Pero lo que realmente quiere decir es que al responder cada país por el conjunto, Alemania garantizaría esos bonos. Si está Alemania que estén o no otros países no tiene importancia para bancos y especuladores.

¿Cuál es el fin de los coronabonos?

La propuesta es que sirvan para financiar los gastos multimillonarios que los países más afectadas por el coronavirus están haciendo para proteger a la gente y a la economía. Los líderes de los países que apoyan la idea enviaron una carta al presidente del Consejo, Charles Michel, en la que textualmente decían: «Los fondos recibidos se destinarán a financiar en todos los Estados miembros las inversiones necesarias en el sistema de sanidad y las políticas temporales necesarias para proteger nuestras economías y nuestro modelo social».

Está por definir qué institución emitiría los coronabonos así como la manera en que se repartiría entre los países el dinero líquido conseguido en los mercados.

¿Quiénes respaldan esta idea?

Hasta ahora hay nueve países que apoyan oficialmente la idea: Bélgica, Eslovenia, Estado español, Estado francés, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal. La propuesta contaría, según la agencia Reuters, con el respaldo de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

La principal razón que dan estos países es que temen que, como ocurrió en la anterior crisis, a medida que la recesión sea más profunda les salga cada vez más caro financiarse, tengan que pagar intereses crecientes y la diferencia con Alemania (la famosa prima de riesgo) vuelva a dispararse.

Su principal argumento es que la crisis actual es «simétrica», es decir, igual para todos. «Esto no es 2008, esto no va de países virtuosos y derrochadores, esto es un shock sistémico», declaró a CNN la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya. Además, «todos los países van a sufrir las consecuencias negativas», se leía en la carta enviada por los líderes de esos nueve países al presidente del Consejo, Charles Michel.

¿Qué países se oponen?

Entre los países no quieren mutualizar las deudas estaría Alemania y los Países Bajos y también Austria y Finlandia. La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró tras la cumbre del pasado día 26 que los «coronabonos» no son una «opción compartida» por Alemania ni por otros países del bloque comunitario, e instó a «evaluar todos los instrumentos» con que ya cuenta la UE. Y esa ha sido su línea de defensa. La UE «tiene instrumentos con los que podemos trabajar», declaró el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert, preguntado acerca de si Berlín se plantea la viabilidad de otros mecanismos como los llamados coronabonos

¿Se han emitido bonos comunes?

No, pero la emisión de eurobonos ya se debatió durante la crisis financiera de 2008. La idea la lanzó el Instituto Bruegel, un think tank con sede en Bruselas que se ocupa de temas de política económica. En 2010 publicó un informe titulado “Propuesta para un bono azul” en el que planeaba esta posibilidad. Fue rechazada con contundencia. Angela Merkel llegó a decir que no habría bonos de ese tipo «mientras ella estuviera viva». A partir de ahí, la idea quedó aparcada, y no había vuelto a surgir con fuerza hasta ahora.

¿Qué alternativa proponen?

Entre los instrumentos existentes figuran la flexibilización de las reglas sobre ayudas de Estado y la suspensión temporal de las normas para controlar la deuda y el déficit público que permitiría un mayor gasto público para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, esas medidas benefician en mayor medida a Alemania u Holanda, pues cuentan con un importante superávit que pueden utilizar para aumentar sus inversiones públicas.

Desde Alemania se insiste en utilizar el fondo de rescate común, el MEDE, creado durante la crisis financiera. En este fondo participa la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI –la famosa Troika– y tiene capacidad para prestar hasta 410.000 millones de euros. En condiciones normales, recibir un préstamo de esta caja común significa tener que poner en marcha un programa de «reformas», es decir, volver a pasar por debajo del futbolín y más recortes. Los Países Bajos han defendido esta opción de modo que los préstamos vayan acompañados de reformas estructurales, mientras que los portavoces alemanes abogan por una mayor flexibilidad que tenga en cuenta la actual coyuntura. En cualquier caso, los países del sur consideran que es un mecanismo injusto.

¿Y el Ejecutivo comunitario?

La Comisión Europea anunció el pasado jueves la creación de un fondo europeo dotado con 100.000 millones de euros. Esta iniciativa, bautizada como «Sure», está destinada a financiar los sistemas de empleo temporal, que permitan a las empresas mantener contratados a los trabajadores, aunque caiga la actividad, mientras el Estado paga los salarios. En el Estado español básicamente se podría emplear para financiar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), aunque la Comisión apuntó a que podrían también financiarse medidas de apoyo a los autónomos.

«El confinamiento ha paralizado la oferta y la demanda. Muchas empresas se han quedado sin ingresos y si no hacemos nada tendrán que despedir a sus trabajadores. Como consecuencia, cuando el motor de la economía mundial se reanude, no tendrán la fuerza laboral que necesitan, perderemos mercados y esto limitará nuestra recuperación», explicó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante la presentación de la iniciativa.

Este fondo «Sure» parece la versión de «emergencia» del Reaseguro Europeo de Desempleo, algo así como un fondo permanente mediante el cual la UE pensaba complementar los sistemas de paro de los Estados cuando una recesión los sobrecargue con un fuerte aumento de las prestaciones.

¿Cómo se financiará «Sure»?

La propuesta de financiación consiste en que la propia Comisión emita deuda en el mercado respaldada por los avales que deberían aportar todos los Estados miembros, en función de su renta nacional bruta, esto es, los más grandes más. Para empezar a funcionar necesitaría un mínimo de 25.000 millones de euros en avales (25 % del total) y que los Veintisiete hayan contribuido. Von der Leyen aseguró que todos los países con los que ha debatido la propuesta se han mostrado de acuerdo con la misma.

La propuesta no prevé una asignación para cada uno de los Estados, sino que cada país deberá solicitar un préstamo si lo necesita. Sin embargo, fija como límite que los tres países que más fondos reciban no podrán copar más de 60.000 millones entre los tres. La Comisión evaluará las propuestas, en concreto, qué parte del aumento del gasto público registrado a partir del 1 de febrero de este año está ligada a la creación de estos esquemas de trabajo temporal, y determinará la cuantía, plazos de vencimiento, tipos de interés o número de desembolsos.

Los vencimientos serían largos, en torno a diez años como mínimo, y los tipos de interés los que pague la Comisión en el mercado, explicaron expertos del Ejecutivo comunitario, que calculan que unos 15 países podrían estar interesados.

Al contrario que con las ayudas del fondo de rescate, estos préstamos no tendrían condiciones macroeconómicas o exigencias de reformas estructurales. El fondo sería temporal, limitado a paliar la crisis del coronavirus, aunque la duración no se ha precisado.

Este pormenorizado plan en el que cada Estado solamente avala una parte de la financiación indica cuál será aproximadamente la solución que adoptará el próximo Consejo Europeo sobre los coronabonos, que volverán a ser aparcados hasta que una nueva crisis vuelva poner de actualidad la mutualización de la deuda.

¿Qué otras derivadas tiene?

La Fundación Konrad Adenauer (KAS), cercana a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, considera que el énfasis puesto por el Estado español al pedir la solidaridad europea es, además de la expresión de una necesidad real, una forma de desviar críticas a la gestión de la lucha contra la pandemia.

Es posible que los países del sur estén utilizando el tema para desviar la atención sobre la gestión de la pandemia, de la misma manera que en los países del norte de Europa se ha utilizado el endeudamiento del sur como argumento para ganar electores, dando alas al ascenso de fuerzas de extrema derecha. Alemania, además, se ha blindado a cualquier movimiento en esta dirección por medio de varias resoluciones de su Tribunal Constitucional que prohíben que participe en la mutualización de deudas europeas.

¿Qué es lo que falla?

El problema de la Unión Europea es de concepción. Se ha creado un mercado único con una moneda única, pero no tiene un ministerio de Hacienda común que se haga cargo de la política fiscal y presupuestaria. Detrás de la moneda común no hay un gobierno federal que la avale sino Estados, cada uno con sus intereses. Por ello cuando la UE necesita financiación extraordinaria coloca a toda la arquitectura de la Unión en tensión.

Poner en común algunas cosas y no otras se ha convertido ya en un problema económico de primera magnitud que está estrangulando la economía de toda la UE, pero especialmente la de los países del sur. Además, la deuda y los ajustes se han convertido en caballo de batalla político en muchos países lo que tensa todavía más las cosas. Que sea el Eurogrupo –una reunión informal– la que esté tratando estos temas revela hasta que punto hay ausencia de plan y de liderazgo.