Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

La playa

Es interesante observar cómo vamos asumiendo el recorte de libertades, las restricciones. Las autoridades llamaban estos días al orden a todas esas personas que, ante el calor, el sol, se agolpaban en las playas. Si bien es cierto que hay individuos que se saltan las normas impuestas en este estado de alarma, llama la atención que se haya realizado el tirón de orejas cuando el ocio al que está vinculada la regañina sea gratuito.

La televisión parece retransmitir nuestras pequeñas mezquindades ante una situación que nos afecta colectivamente y en la que pocas personas tienen realmente claro cuáles son los límites de su responsabilidad. Situación que nos lleva a trabajar, a arriesgar la salud y la vida, en el caso de esos que venimos llamando los sectores esenciales (y los que no lo son tanto). Podemos salir y consumir sin horarios, como venimos comprobando, sin que siempre se mantengan las adecuadas medidas de protección; en cambio, en un espacio abierto, como es la orilla del mar, ahí si se complica la cosa.

Sin una normativa trabajada y una responsabilidad gubernamental, dejamos que el disfrute del mar, de la costa, sea decisión de unos pocos. El relato culmina cuando en la portada de un diario nos muestran, como si de una excursión de colegio se tratara, a efectivos policiales escoltando hacia la salida de la playa a los bañistas insubordinados. Pronto estaremos a la altura de “La vida de Brian”.