Ya falta menos; ya se ve la luz al final del túnel. O esto parece. Sea como fuere, me repito esto una y otra vez. No necesariamente porque así lo sienta, sino más bien porque necesito creer que, efectivamente, la locura en la que se ha instalado nuestro día a día se va a terminar un día que, a lo mejor, llegará más pronto que tarde.

En cualquier caso, sigo esperando, y mientras lo hago, me doy cuenta del efecto catalizador de dicho proceso. Pasan los días, las horas, los minutos... y noto cómo la esperanza y la desesperación van creciendo en mi interior. Dos energías que dialogan entre sí, pero que también luchan la una contra la otra: a ratos se escuchan y dan síntomas de entenderse; a ratos parece que se quieran aniquilar mutuamente. Dos maneras de interpretar el mismo asunto, en esencia opuestas... y a la práctica imprescindibles para, a fin de cuentas, entendernos a nosotros mismos.

Pongamos que en el cruce entre la avenida Martin Luther King y la calle 64 del este de Chicago encontramos a dos chicos que, evidentemente, esperan. Y que hablan, y que discuten, y que se enfrentan a los obstáculos que les plantea la vida... Y que con todo ello, a nosotros, espectadores, nos puede quedar un poco más claro el infierno que ahora mismo se ha desatado en Estados Unidos. En Amazon Prime podemos rescatar del olvido una de las últimas piezas del prolífico y siempre combativo Spike Lee. “Pass Over” es una estimulante mezcla entre cine y teatro que, no en vano, bebe del mismísimo Samuel Beckett... para llevar el insoportable absurdo de “Esperando a Godot” a las calles de un país que se ahoga en las igualmente intolerables tensiones raciales.

Técnicamente hablando, “Pass Over” es algo así como la retransmisión de una representación teatral, pero en realidad, es más. Como cabía esperar, Spike Lee convierte su –legítimo– enfado en un didactismo visible en el empleo de unas herramientas cinematográficas puestas al servicio de un alegato social que clama al cielo. Es un film de 2018 que habla de la violencia y las injusticias que están marcando 2020... porque en realidad habla del Mal que lleva corrompiendo la sociedad (no solo la americana) durante siglos.

Cine militante que contrasta con las más de dos horas de –extraño– clasicismo que nos esperan en Filmin. En esta plataforma está “Entre la razón y la locura”, de Farhad Safinia, título a vueltas con el glamour y los artistas malditos. Mel Gibson y Sean Penn ponen cara, voz y barba a la increíble-pero-cierta concepción del primer diccionario de Oxford de la lengua inglesa. Si antes Spike Lee experimentaba con los formatos, aquí Safinia hace justo lo contrario, firmando así un solvente ejercicio de cine de sobremesa. Es igualmente válido, incluso coherente con un objeto de estudio que, al fin y al cabo, nos habla de la construcción –lingüística– de un mundo que, en efecto, es muy viejo. Negro sobre blanco, y viceversa: entre lo académico y lo callejero; entre Mel Gibson y Spike Lee... o si se prefiere, entre la locura y la genialidad. Pulsiones inmiscibles que, como decía, forman parte de la misma espera. Bendito VOD.