Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Fidel y Gregory

Fidel Castro nació el 13 de agosto de 1926. El viernes hubiera cumplido 94 años. Estos días, tan significativos en el relato de nuestra generación, me predisponen a escribir y no precisamente de la convulsa actualidad. Me acuerdo de cosas que un día me sorprendieron y, hoy, acuden al recuerdo como si salieran de una inspiración literaria. Una de ellas fue conocer la amistad que mantuvo Fidel con el actor Gregory Peck, el Atticus de Matar a un ruiseñor. Reynaldo González, ensayista cubano, visitó Euskal Herria cuando era director de la Cinemateca de Cuba, en la década de los 90. Tuve la suerte de entrevistarle y de cenar con él. Fue en la sobremesa cuando habló de aquella amistad, de las discretas vacaciones del actor en casa de Fidel y de la simpatía que Peck sentía por la revolución. «Quiero relacionarme con mis colegas latinoamericanos con los que comparto los mismos sueños», confesó en Radio Habana, en 1986, durante el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Silvio Rodríguez, en 2014, contó que siendo joven, un 31 de diciembre, asistió a una fiesta que nunca olvidó. Entró y allí estaban, Fidel, Peck y el escritor García Márquez. «Cerca de las 12 de la noche me vi conversando con aquellos gigantes...». Tres gigantes para una era que parió muchos corazones internacionalistas.