Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Lejos de la tormenta

Aunque no lo parezca estamos en agosto, dentro de pocos días se terminará el mes y setiembre llegará con sus incertidumbres, adelantándose a las certezas de un otoño que, según se anuncia, convertirá la crisis de 2008 en una simple anécdota financiera. Como todo el verano, agosto, también está siendo un mes tormentoso. Una tormenta tras otra y en medio una especie de lentitud calurosa, anunciando la nueva tormenta. «Un trueno opaco/ oscuro/ son los muebles del cielo/ que se arrastran./ Gota a gota/ la lluvia se reúne/ otra vez en la tierra», escribió el poeta. En este texto, escrito tal vez a destiempo, los versos de Neruda solo quieren ser un respiro de belleza para un tiempo «líquido», temeroso del covid-19 y tolerante con los populismos baratos; permisivo con las fake news y acrítico con el status neoliberal de toda la vida.

Un tiempo raro en el que las ideas, el compromiso y un largo etcétera de valores aprendidos en la izquierda, se muestran y se asumen como cosas de usar y tirar. La fuga del Borbón y la carta de «ilustres demócratas» apoyándole; las manifestaciones negacionistas de la pandemia y la coacción laboral de la consejera Arantxa Tapia exigiendo la bajada de salarios, forman parte de las muchas miserias que este agosto, y como si fueran viejos muebles, se han arrastrado por la tierra, lejos de las bellas tormentas de verano.