Imanol CARRILLO

Hoy todo el mundo es fan del galo Pierre Gasly

En esta temporada atípica, un Gran Premio de Fórmula Uno también tenía que tener, algún día, un poco de emoción y sorpresa. Ocurrió ayer, en el GP de Italia disputado en Monza, otrora territorio Ferrari, donde el joven piloto de Alpha Tauri –antes Toro Rosso– Pierre Gasly ganó su primera carrera en la máxima categoría automovilística. Se trata del 13º triunfo francés en la F1, el último fue Olivier Panis en la memorable carrera en lluvia de Mónaco 1996. En el plano anecdótico, el podio lo completaron el madrileño Carlos Sainz (McLaren) –cuyo mejor resultado era el tercero del año pasado en el GP de Brasil y con el de ayer es su segundo podio en la categoría reina–, y el canadiense Lance Stroll (Racing Point). La carrera ya ofreció alicientes suficientes para percibir algo diferente a los triunfos de los Mercedes. Los dos Ferrari, Vettel y Leclerc, tuvieron que abandonar, y además el segundo provocó la bandera roja y la suspensión de la carrera. En la reanudación, un calificador nato como es Gasly, tomó los mandos de la carrera, ganó y lloró de emoción.