GARA
MORIA

Primeros traslados al nuevo campo de Lesbos entre protestas

Miles de personas siguen viviendo a la intemperie en los arcenes de carreteras, después del incendio del campamento de Moria, en la isla de Lesbos. Ayer comenzaron los traslados al nuevo campo que solo tiene capacidad para 3.000 de las 12.000 personas que vivían en Moria. Las autoridades griegas aseguran que habrá sitio para todos pero los migrantes y refugiados se niegan al traslado y demandan salir del infierno de los campos y llegar al continente.

Las autoridades de Grecia comenzaron ayer a trasladar a un campamento temporal en la isla de Lesbos a parte de las personas que quedaron sin protección tras los incendios que devastaron la pasada semana el campamento de Moria, donde vivían cerca de 12.000 personas, el 40% de ellas menores.

El campamento se está levantando en unas instalaciones militares a unos dos kilómetros de la capital de Lesbos, Mitilene, con capacidad para cerca de 3.000 personas, lo que implica que la mayoría quedarán igualmente sin alojamiento hasta que se hallen nuevas soluciones.

«En cinco días se completará toda la operación. Todo el mundo será instalado en el nuevo campo», aseguró el ministro de Migraciones, Notis Mitarachi.

Mientras se cumplen estas promesas, miles de familias, procedentes de Afganistán, Siria y de países africanos siguen durmiendo a la intemperie sobre el asfalto en las carreteras junto al campamento quemado o en los campos de Lesbos, desde que el fuego arrasara las tiendas donde estaban instaladas.

En las primeras 24 horas pudieron instalarse unas 200 personas en el nuevo campamento, donde son sometidas a pruebas PCR para detectar posibles casos de coronavirus. Aquellas que den positivo son trasladadas a una zona de aislamiento.

El Ministerio de Migraciones destacó que las familias y las personas de «grupos vulnerables» tendrán prioridad en la reinstalación, pero muchas personas se niegan al traslado al nuevo campamento de donde no se les permite salir, y piden acabar con el infierno de los campos en los que son encerrados y ser llevados a la Grecia continental. El sábado se produjeron nuevas protestas de los migrantes evacuados del campo de Moria y algunos se enfrentaron a la Policía que empleó gases lacrimógenos para cortarles el paso y mantenerlos en los arcenes de las carreteras donde siguen cinco días después del incendio, después de que intentaran marchar hacia el puerto de Mitilene, el más importante de la isla.

Previamente, cientos de migrantes se habían concentrado para exigir que se les permita salir de Lesbos con pancartas con consignas como «No queremos volver a un infierno como el de Moria» o «¿Nos escucha, señora Merkel?». Ayer volvieron a manifestarse.

Hasta 35 de los residentes de este centro de internamiento tienen covid-19, pero la Policía solo ha podido localizar a ocho de ellos tras los incendios, por lo que se teme que pueda haber contagios.

Varios países de la Unión Europea han accedido a acoger a 400 menores no acompañados tras el incendio pero Unicef ha pedido a más países que acojan a niños en mayor número y recordó que «sigue habiendo demasiados niños y familias que se enfrentarán a otra noche al aire libre. Necesitan urgentemente refugio, protección y acceso a servicios básicos».

Moria ha sido durante años un campo donde se han hacinado hasta 20.000 personas entre una alarmante falta de higiene y la desesperanza de quienes llegaban en busca de refugio en Europa.