Se confirma que tras las banderas de la falsa tregua entre Sánchez y Ayuso solamente había unos malos guionistas. Uno de los guionistas, Iván Redondo, es donostiarra y no se sabe a quién sirve, si a Sánchez, al Gobierno, a sus empresas o es lo que se denomina un caballo de Troya. Es el urdidor de medidas, propagandas y actos fallidos. Ha estado estos días en contacto con el otro guionista MAR, Miguel Ángel Rodríguez que adquirió fama y dinero junto a Aznar, por lo que de estos dos vividores y estrategas no se puede esperar otra cosa que malos guiones, giros en las tramas y personajes estructuralmente débiles, y más si estamos ante un hecho tan serio y de tanta importancia como son las medidas necesarias para combatir la segunda ola de la covid-19 en la Comunidad de Madrid que presenta el índice de contagios más elevado de toda Europa.

La puesta en escena, esta vez, ha sido en formato contraprogramación. El viceconsejero de Sanidad de Ayuso sale a las 12.05 y el ministro de Sanidad a las 12.08. El primero con cara de asustado presenta unas miserables nuevas restricciones que inciden en los barrios obreros y se olvida del centro de Madrid. El ministro Illa advierte de que llevan toda la semana recomendando a la comunidad que tome las medidas para toda la comunidad, no por zonas, ya que supera los quinientos afectados por 100.000 habitantes que es una línea roja. Una guerra, una desobediencia, una insumisión política jugando con la vida de la ciudadanía madrileña y comunidades colindantes. Un desastre de guionistas. Unos malos actores, una mala película de terror. ¿Habrá 155 en Madrid? ¿Declarará el Gobierno central el estado de alarma para Madrid? Con mandar los antidisturbios a pegar palos a Vallecas ya se quedan tranquilos Marlasca y el Consejo de Ministros tan sobrepasado por los hechos.