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AUCKLAND

La laborista Ardern, favorita en Nueva Zelanda

La laborista Jacinda Ardern y la conservadora Judith Collins, con dos estilos políticos antagónicos, se enfrentan en los comicios de Nueva Zelanda. Ardern es favorita, pero sin la mayoría absoluta asegurada.

Dos mujeres antagónicas son las principales candidatas en las elecciones que Nueva Zelanda celebra hoy: la carismática primera ministra, Jacinda Ardern, que parte como favorita, y la dura líder conservadora Judith Collins. Las encuestas apuntan a que Ardern, la líder del Partido Laborista, conseguirá revalidar su mandato de tres años en su primera victoria en las urnas, aunque aún queda por ver si su formación obtendrá los 61 escaños necesarios para gobernar en solitario o si deberá formar una coalición, como hizo en 2017 con el Partido Verde y el conservador New Zealand First.

«En estas elecciones, ambas han actuado bien y han mostrado liderazgo», señaló a Efe Jennifer Lees-Marshment, académica de la Universidad de Auckland.

A sus 40 años Ardern es una de las mandatarias más jóvenes del mundo, logró reforzar rápidamente en 2017 la popularidad de los laboristas gracias a sus dotes comunicativas y sus promesas para luchar contra la pobreza y el cambio climático.

Ha sido aclamada por su gestión frente a las diferentes crisis que ha afrontado el país, como el atentado perpetrado por un supremacista blanco contra dos mezquitas en marzo de 2019, cuando mantuvo una actitud de firmeza y empatía.

Su respuesta ante la pandemia también ha sido exitosa, al conseguir que Nueva Zelanda eliminara prácticamente el covid-19 con apenas 1.500 contagios y 25 fallecidos, gracias a medidas tempranas y contundentes. El incumplimiento de «promesas claves» como el acceso a la vivienda y la falta de «liderazgo transformador» por gobernar con formaciones políticamente dispares son algunos de los aspectos que le perjudican, según Lees-Marshement.

Con un perfil opuesto, Judith Collins se muestra como una política fuerte, aunque no genera tantas simpatías. Conocida como «la trituradora» en referencia a la orden que dio en 2009, cuando era ministra de la Policía, para confiscar y destruir los vehículos de carreras ilegales, tiene a su favor «la histórica y previa reputación de su partido de haber demostrado una buena gestión económica», Lees-Marshment, pero juega en su contra que el Partido Nacional se haya centrado en criticar a Ardern en lugar de formular propuestas y un «estilo de comunicación bastante negativo».