Terapia de pareja en el hotel de los líos
Hasta puedo entender al reparto profesional que ha participado gustosamente en esta coproducción con Colombia, porque nadie le dice que no a unas vacaciones pagadas en el Caribe, mientras dejas atrás el confinamiento y te libras de estar encerrado en tu casa. Cuando acabó el rodaje no querían volver, sabiendo lo que les esperaba nada más aterrizar en Barajas, y entre el equipo se contagió la idea de hacer una segunda entrega sobre un grupo de humoristas atrapados en un hotel del país centroamericano al que habían ido a participar en una película cómica que acabó por volverse tragicómica.
Pero a este lado de la pantalla la vida no es como la del artisteo, y pobre del sufrido espectador o la ilusa espectadora que, queriendo refugiarse en una sala de cine para olvidarse de la pandemia, vaya a ver “Ni de coña” (2020) esperando pasar un rato divertido que le haga evadirse de la dura realidad. Sí que se oía alguna risa tonta entre el público, pero sonaba a aquello de reír por no llorar, porque el sentimiento que produce esta comedia casposa es el de vergüenza ajena. Ni en las peores sitcoms televisivas he asistido nunca a tal cúmulo de clichés sexistas, convenientemente vulgarizados a través de chistes “verdes” de los tiempos de Maricastaña, por seguir con el lenguaje alusivo y erótico-festivo que se escucha durante todo el calamitoso metraje.
El director colombiano Fernando Ayllón, una especie de versión cafetera y vacilona del humor gamberro del primer Santiago Segura, introduce en el reparto a su actor habitual Ricardo Quevedo, un monologuista del otro lado del charco que une fuerzas con Goyo Jiménez y J.J. Vaquero para soltar parrafadas a cámara, con lo que la película adquiere el aire de los concursos o realityes con parejas que van a una isla en una especie de prueba de resistencia, para que al final las infidelidades hagan subir las audiencias.