Más allá de cualquier posible litigio sobre autoría, es de justicia reconocer que la alemana Cornelia Funke fue la primera escritora en crear la figura del jinete de dragones, puesto que el libro que inspira esta película homónima se publicó en el año 1997, exactamente seis antes de que la británica Cressida Cowell sacase “Cómo entrenar a tu dragón”, origen de la exitosa franquicia animada del estudio DreamWorks. Por lo tanto, “Dragon Rider” (2020), en su título internacional para el mercado anglosajón, no es ninguna copia, sino todo lo contrario. Además la compañía germana Constantin Film ha hecho un importante esfuerzo con una inversión de quince millones de euros, con tal de hacer un producto competitivo.

La única pega es la de que la dirección artística de la adaptación no respeta las ilustraciones originales del libro, teniendo en cuenta que Cornelia Funke es antes ilustradora que escritora, y sigue la poderosa influencia de los diseños impuestos por la saga de Hollywood a la cual nos referíamos. En lo argumental sí es más fiel al texto, con el dragón Lung, su amiga Piel de Azufre y el huérfano callejero Ben como protagonistas. Los tres personajes vivirán la odisea del viaje desde Escocia al Himalaya, volando para tocar la Orilla del Cielo, último refugio de unos dragones en vías de extinción.