Kalen Astiz, Patxi Urrutia y Blanca Unzue
Afiliados a Larrain y Sasoia
KOLABORAZIOA

Residencias de mayores

Hemos vivido unas jornadas preocupantes, duras y difíciles. Y todavía siguen... El coronavirus nos está zurrando duro. Y sus agresiones están siendo muy fuertes y extendidas por todo el mundo. En Nafarroa también hemos sufrido las dentelladas de la fiera y es, sin lugar a dudas, el colectivo de los y las usuarias de las residencias el más perjudicado.

No se trata de una enfermedad normal. No es una gripe. De su dureza nos hablan quienes la han padecido y sufren las secuelas. Son muchas las pérdidas humanas. Vidas que se han ido sin el calor de los suyos, sin el último adiós. Días y días en las UVI, sin una mano familiar, salvo de los y las sanitarias que, además de la atención sanitaria, compartían afectos y cariño.

Hay un dato que es especialmente duro y sobre el que hay que hablar y mucho. El colectivo que más está padeciendo esta pandemia es el colectivo de usuarias de las residencias de mayores. El número es totalmente desproporcionado con respecto al resto de ciudadanos y ciudadanas. Incluso se ha llegado a que en algunos hospitales les han cerrado las puertas. No se trata de un acontecimiento normal, sino de graves, muy graves sucesos con consecuencias fatales.

Ante toda esta información nos tenemos que preguntar a qué se debe la cantidad de abuelos y abuelas muertas en las residencias.

En este periodo hemos visto a familiares de internos lamentarse de los cuidados o mejor de la falta de cuidados que han padecido los suyos en esos centros. Y no por culpa de trabajadoras y trabajadores que, con salarios de miseria y con ratios imposibles, han sido capaces de ofertar cariño y una mano calida a las personas residentes.

Son cientos los fallecidos en residencias en Nafarroa, pero sin embargo no hay ninguna investigación en marcha que nos explique el porqué de esas muertes. ¿Como puede ser tan irresponsable el Gobierno como para no analizar tanto fallecimiento? ¿O acaso las vidas de los viejos no valen un duro? ¿O hay que facilitar cuentas de resultados a multinacionales? Cuando hablamos de muertes vergonzosas no es por decir algo. Sabemos que en el único centro publico que hay en la comarca no ha habido ninguna defunción por coronavirus. ¿Estaremos asistiendo a un homicidio por abandono a cambio de unos euros más en la cuenta de resultados de algún fondo de inversión?

Los errores hay que analizarlos. Y por supuesto las muertes. Y hay que corregir errores.

Se están construyendo en estos momentos cinco residencias, grandes almacenes o garajes de viejos en Iruñea y comarca. Y lo hacen a toda velocidad para esquivar la orden foral sobre residencias, que pretende introducir alguna medida interesante.

Las residencias tienen teóricamente un objetivo: garantizar calidad de vida a nuestros mayores, pero solo si son públicas pueden garantizar ese servicio. Si se mezcla salud y dinero siempre gana el dinero.

La Administración mira para otro lado. En otra pandemia seguirá habiendo muertos, pero no les importa. Lo suyo es ser partícipes del negocio. ¿Por qué no estudian en el Vergel como hay que afrontar una pandemia para que no haya ningún fallecimiento?

La Administración tiene que parar las obras de las nuevas residencias y abrir un debate y nosotros y nosotras, usuarios de residencias, tenemos que salir a la calle porque el dilema es o cientos de muertos o los y las abuelas paseando por los jardines de Iruñea. ¡No podemos vender a nuestros abuelos por dos duros, que encima se los van a llevar fuera de Nafarroa!