Aitziber Larrea y Gorka Mayo
Sortu de Nafarroa
KOLABORAZIOA

El 16 de enero... ¡taza y media!

Doce de octubre de 2020. Es mediodía en la vieja Iruñea y, frente a la Diputación, decenas de militantes de Sortu preparan junto a miembros de comunidades de diferentes países un acto de denuncia del Día de la Hispanidad. Una iniciativa para exaltar a los pueblos, denunciar el carácter imperial del reino español y recordar que Euskal Herria no tiene nada que celebrar.

Brigadas de Información de la Policía Nacional y la Guardia Civil no pierden detalle. Los mismos que hasta hace poco acosaban, detenían y torturaban independentistas, actúan de paparazzi de la judicatura de turno. Algo traman.

Pocas horas pasan para que desde diferentes estamentos del Régimen se mueva ficha. Artículos de denuncia en “Diario de Navarra”, agitación en redes sociales, eco en diversos medios de la derecha más rancia del Estado... Poco tardan Navarra Suma y PSN en promover actos de reprobación en el Parlamento y Ayuntamiento de Pamplona. En la primera se reclama «dejar de realizar actos de apología de la violencia frente a las instituciones del Estado»; en la segunda condenan «los ataques a la figura del rey de España, como representante de la institución que define la forma política en la que se constituye el Estado». Esta música ya la hemos escuchado demasiadas veces y suele ser preludio de represión estatal. Nada dicen de las corruptelas y fuga al extranjero del emérito. Mutis por el foro ante una institución retrógrada, machista, clasista y profundamente antidemocrática.

5 de diciembre. Abogados comunican a una docena de personas la intromisión de la Audiencia Nacional. Deben dar cuenta ante un tribunal de excepción por un delito de injurias a la corona. ¿Os suena? Miles de militantes republicanas vascas han visto vulnerados sus derechos ante un tribunal que practica el derecho penal del enemigo. En términos jurídicos, se denomina así al modelo penal que vincula la pena con la peligrosidad del autor. Es decir el sujeto no es sancionado por el hecho que realiza, sino por su condición de persona «peligrosa» o enemigo.

Y la izquierda abertzale es peligrosa. Sus ideales rompen con el statu quo. En nuestra forma de concebir el mundo no caben ni reyes, ni estados liberticidas, ni fundamentalismos religiosos. Y por supuesto, nuestra posición de clase nos lleva a realizar alianzas con todos y cada uno de los sectores populares que día a día luchan por su emancipación. Priorizamos los derechos de los pueblos y las personas. Reivindicamos una república socialista vasca en pleno siglo XXI para cambiarlo todo.

Los precursores del Régimen del 78 lo saben. Todos y cada uno de los independentismos de base social del Estado y el independentismo vasco en particular somos una amenaza real para la Monarquía, el Ibex 35, los tribunales de excepción y la clase dirigente centralista. Somos semillas de libertad, de empoderamiento popular, la grieta a través de la que resquebrajar los intereses de la oligarquía estatalista y económica. Por eso mismo no pueden permitir que sigamos creciendo y seamos determinantes.

El 12 de octubre rodaron cabezas en Iruñea metafóricamente hablando, y el Régimen no puede consentirlo. Porque detrás de la propia institución monárquica se esconden la ignominia del golpe del 36, las conquistas a sangre y fuego de nuestro territorio, el estigma de los valores republicanos, la imposición cultural, económica y ultracatólica.

Y la izquierda independentista de este país tiene una máxima, muy navarra por otra parte: que no quieren taza, ¡pues taza y media! A ello vamos el 16 de enero. A redoblar esfuerzos, a seguir plantándole cara al Régimen, a luchar por nuestro futuro. Hoy, más que ayer si cabe, la lucha por la independencia y el socialismo es la mejor alternativa al modelo capitalista depredador que encarnan las instituciones del Estado y que arruina sociedades, masacra a las clases populares y destruye nuestro planeta. El sábado a las 17:30 en Antoniutti, bajo el lema “Eroriko da!”, tenemos una cita para solidarizarnos con las personas encausadas en la Audiencia Nacional, denunciar los montajes policiales y seguir reivindicando valores universales como el socialismo y la libertad.