Josu MONTERO
Escritor y crítico

Beatos

La pandemia nos está convirtiendo en beatos de la digitalización. El lugar es la pantalla; sin movernos de casa, todo al alcance de un clic. Pero la nutrida tropa de celebradores de la atopía digital olvida o ignora que una cosa es la Información –que es deseable que sea universalmente accesible– y que otra cosa bien distinta es el Conocimiento, y que éste es el fruto de un proceso en el que el espacio, la presencia y la interacción personal son esenciales. El espacio público, naturalmente, no el privado, que es en el que parecen querer encerrarnos más allá de pandemias.

La pandemia ha incrementado los préstamos bibliotecarios de libro electrónico en casi un 280% y ha doblado con creces el número de usuarios; así que el Ministerio de Cultura apuesta por el préstamo digital y va a triplicar la inversión en compra de licencias, que superará ampliamente el dinero destinado a compra de libros en papel.

En “¿Qué? La eternidad”, tercera parte de su trilogía autobiográfica, Marguerite Yourcenar escribe: «Quisiera consignar un milagro trivial, del que uno no se da cuenta hasta después que ha pasado: el descubrimiento de la lectura. El día en que los veintiséis signos del alfabeto dejan de ser trazos incomprensibles en fila sobre un fondo blanco y se convierten en una puerta de entrada que da a otros siglos, a otros países, a multitud de seres más numerosos de los que veremos en toda nuestra vida, a veces a una idea que cambiará las nuestras, a una noción que nos hará un poco mejores o, al menos, un poco menos ignorantes que ayer».