Dabid LAZKANOITURBURU

El FBI criba a la Guardia Nacional para descartar posibles trumpistas

Las agencias de Inteligencia estadounidenses controlan a los miembros de la Guardia Nacional para asegurar su fidelidad durante la ceremonia de investidura mañana del presidente electo, Joe Biden. Este insiste en jurar el cargo en el exterior del Capitolio y su futura Administración trabaja ya ante «cualquier tipo de escenario».

Durante el asalto al Capitolio del 6 de enero, cuando seguidores del presidente saliente, Donald Trump, invadieron la sede del Congreso de EEUU, hubo policías que confraternizaron con los asaltantes e incluso les franquearon el paso. Se han conocido los lazos de algunos manifestantes –en el pasado y también en la actualidad– con el Ejército estadounidense, entre ellos no pocos veteranos.

El general Daniel Hokanson, que dirige la Oficina de la Guardia Nacional, fue entrevistado por la cadena CBS News y preguntado sobre si los militares han sido controlados antes de su llegada a Washington. «En coordinación con el Servicio Secreto y el FBI, todos los militares que han llegado han pasado una criba», confirmó el militar.

Soldados en cada esquina, alambres de púas e imponentes vallas... Joe Biden será investido mañana en una capital irreconocible, transformada en un campamento militar.

25.000 miembros de la Guardia Nacional han sido desplegados en Washington D.C., a los que hay que sumar los que custodian los Capitolios de los 50 estados de la Unión.

Un cuerpo de reservistas

La Guardia Nacional no es equiparable a los distintos cuerpos de las Fuerzas Armadas estadounidenses y está formada preferentemente por militares de reserva y voluntarios que se movilizan en circunstancias excepcionales como las que se viven estos tiempos en EEUU.

En una carta a las tropas, los jefes de los estados mayores del Ejército señalan que los disturbios del 6 de enero son «incompatibles con el Estado de derecho» y piden a los soldados «que encarnen los valores e ideales de la nación».

El equipo de Biden reconoce «preocupación» de cara a la investidura, aunque está trabajando para estar preparado de cara a «cualquier tipo de escenario». «Estamos en tiempos volátiles, por lo que estamos haciendo preparativos», señaló ayer la próxima directora de comunicación de la Casa Blanca, Kate Bedingfield.

Tras la advertencia del FBI sobre posibles «protestas armadas», el fin de semana se ha saldado con pequeños conatos de protesta de decenas de hombres armados en al menos cinco estados (Michigan, Texas, Utah, Oregon y Ohio). Se resolvieron sin incidentes notables y con la detención cerca del Capitolio de Washington de una mujer que se habría hecho pasar por policía y de otros dos hombres armados en tres incidentes separados en la misma zona.

Sin embargo, hasta el momento no se ha confirmado que ninguno de los tres detenidos tuviera una intención clara de provocar nuevos episodios de violencia o que sean siquiera seguidores de Trump.

En el Distrito de Columbia, donde se encuentra Washington, está prohibido llevar armas en público, pero siempre que no se porten ocultas.

Perfil de los detenidos

El FBI, que ha establecido una oficina específica para evaluar posibles amenazas, ha identificado hasta ahora a unos 200 sospechosos de participar en el asalto y ha detenido a otro centenar.

Entre los detenidos se encuentra Lonnie Coffman, acusado de conducir hasta Washington desde su casa en los bosques de Alabama una camioneta llena de cócteles molotov y otras armas, como un rifle de asalto, varios machetes, bombas de humo, pistolas e incluso una ballesta, han detallado los medios estadounidenses.

El bajo perfil de Coffman, un hombre de 70 años sin antecedentes penales ni redes sociales en las que dejar constancia de sus intenciones, representa una de las grandes dificultades a las que se enfrentan estos días las agencias de seguridad, que lo tienen menos complicado con los grupos de extrema derecha, más acostumbrados a publicar su intenciones en las redes.

Precisamente algunos de sus recientes mensajes instan a sus seguidores a «no caer en la trampa». Algunos expertos creen que los ultras podrían haber abandonado sus planes inmediatos para centrarse, en cambio, en una campaña de desestabilización a más largo plazo.

El hecho de que los grupos fascistas y supremacistas hayan comenzado a coordinarse en aplicaciones encriptadas de mensajería como Telegram puede haber complicado sus planes, aunque también dificulta que el FBI les siga la pista.

La red social Parler, que empleaban muchos de esos grupos y que quedó fuera de servicio hace casi una semana tras su expulsión de los servidores de Amazon, volvió a funcionar este domingo tras lograr que la alojara una nueva plataforma llamada Epik.

Trump prepara un centenar de indultos, que no incluiría el suyo

El presidente saliente de EEUU, Donald Trump, prevé emitir alrededor de unos 100 indultos y conmutaciones de penas en su último día en el cargo, entre los que no estaría incluido él mismo, informó la cadena CNN.

El medio estadounidense, que aseguró haber hablado con tres personas cercanas a este asunto, señaló que los indultos incluirían a varios criminales de «cuello blanco» y conocidos raperos.

La Casa Blanca celebró una reunión el domingo para confeccionar esa lista.

Trump estuvo firmando un gran número de perdones y conmutaciones de penas a un ritmo constante durante la navidad, pero paró en los días previos y posteriores al asalto al Capitolio.

Había dos listas para aplicar ya al final de la semana pasada y hoy mismo. Los funcionarios esperan que el del domingo sea el único que quede, a menos que Trump decida en el último minuto otorgar indultos a polémicos aliados, miembros de su familia o él mismo.

Se espera que el último lote incluya una combinación de indultos orientados a la reforma de la justicia penal y otros más controvertidos a aliados políticos, según CNN.GARA