Aritz INTXUSTA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

La vacunación de la UE, en el aire por confiar todo a las farmacéuticas

El retraso en la entrega de vacunas anunciado por AstraZeneca compromete la inmunización en los tres primeros meses del año de 2,45 millones de personas en el Estado español, lo que equivale a la cuarta parte del colectivo de mayores de 65 años. El retraso de Pfizer parece que será compensado en las próximas semanas.

Que un país o una región salga antes o después de esta pandemia depende de la velocidad de la vacunación y, esta, a su vez, queda a merced de las dosis de vacuna que llegan a cada Estado. La disponibilidad de las vacunas está sujeta a variables económicas y geopolíticas. En el caso de la Unión Europea, la inmunización se realizará a través de contratos con ocho compañías privadas que, en su mayoría, están radicadas en EEUU. Aunque se trata de multinacionales, algunas de estas farmacéuticas tienen vínculos con miembros de la UE, como Sanofi-GSK (francesa) o Curevac (alemana).

La Unión Europea no va a ser la primera región en inmunizarse y tampoco lo hará de forma autónoma, con vacunas de patente y fabricación propia, un hito que parece que sí conseguirá Cuba si todo sigue yéndole bien a su Soberana 2.

El problema que acusa la UE consiste en cierta incapacidad para hacer cumplir los acuerdos con las compañías Pfizer y AstraZeneca. Particularmente grave es lo que sucede con AstraZeneca (cuyo producto también se conoce como «vacuna de Oxford») y que ha sido la gran apuesta de Bruselas.

Las ventajas de Oxford

AstraZeneca tiene un preparado no tan efectivo como la de Pfizer y Moderna (alcanza un 70% de efectividad), pero su vacuna resulta diez veces más barata y versátil. Los viales de AstraZeneca aguantan semanas en frigoríficos normales, lo cual la hace muy buena candidata para campañas masivas de vacunación, dado que permitiría emplear polideportivos o recintos de mayor capacidad que los habituales, en caso de que haya suministro suficiente para pisar el acelerador.

Además, este relativamente bajo nivel de eficacia no supone una gran pega si los colectivos más inmunodeprimidos, como grandes dependientes y los de edades muy avanzadas, son inmunizados con los preparados de Pfizer o Moderna, que llegan a eficacias que rondan el 95%.

El problema es que AstraZeneca se había comprometido a enviar 80 millones de vacunas a la UE en los primeros tres meses. Y hace unos días anunció que por problemas de producción va a reducir la cantidad de viales, que entregará en un 60%.

Para hacerse una idea general de qué supone esto, conviene manejar ciertas cifras. Al Estado español le corresponden aproximadamente un 10% del total de las vacunas que ha adquirido la UE (pues se reparten según población y en el Estado español vive el 10% de los habitantes de la UE). Por tanto, de esos 80 millones de dosis de AstraZeneca le corresponderían 8 millones. Al ser una vacuna de doble dosis, esa cantidad permite inmunizar a 4 millones de personas en el primer trimestre (al margen de las personas que se pudieran inmunizar con vacunas de otras compañías en ese mismo periodo).

Si en lugar de entregar lo comprometido la farmacéutica británica entregara únicamente los 31 millones que ha dicho, el Estado español solo sería capaz de inmunizar con eso a 1,55 millones de personas hasta abril.

Cabe recordar aquí que, en la actualidad, la población mayor de 65 años en el Estado español asciende a 9.057.000 personas.

El enfado de la UE resulta aún mayor porque la compañía se había comprometido a comenzar una producción de stock a riesgo (es decir, antes de conocer si la Agencia Europea del Medicamento le daría finalmente el visto bueno, cosa que previsiblemente sucederá este mismo viernes 29).

La situación es tan grave que no solo han respondido los portavoces habituales de Bruselas advirtiendo de posibles sanciones. Ayer, el ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, amenazaba con bloquear la salida de dosis de la vacuna de AstraZeneca desde los puntos de fabricación en la UE a terceros países hasta que no se viera cubierto el cupo de vacunas que la compañía había acordado con la Unión.

Este conflicto, por otro lado, tiene sombras añadidas. La Comisión Europea no ha llegado a desvelar del todo qué contrato suscribió con la farmacéutica. Hasta tal punto llega la opacidad que los propios mecanismos de transparencia de la Unión se han visto obligados a activarse y la Defensora del Pueblo Europeo ha abierto oficialmente una investigación.

Los problemas de Moderna

Si se atiende a los contratos suscritos, puede llamar la atención la poca cantidad de vacunas de Moderna que se han adquirido, siendo uno de los pocos preparados que está ya listo y que es ahora cuando existe un cuello de botella. En buena medida, esto puede deberse a un complicado manejo del producto. Si bien no requiere de temperaturas tan extremas para su conservación como las vacunas de Pfizer (el preparado de Moderna se conserva a -20º y el de Pfizer, a -70º), los viales de Moderna deben emplearse de forma inmediata, mientras que los de Pfizer aguantan seis horas descongelados, lo que ofrece cierto margen para su distribución. En Nafarroa, por ejemplo, las vacunas que han llegado de Moderna se entregaron a hospitales privados, cuyas instalaciones facilitaban su uso nada más descongelar a su propio personal.

Entre los retrasos de AstraZeneca y los problemas de Moderna, el arranque de la vacunación depende en la UE fundamentalmente de Pfizer. Y esta compañía también está incumpliendo sus compromisos de suministro. Esto ya ha tenido efectos prácticos en el ritmo de vacunación en Euskal Herria.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tranquilizó después a los países miembros, aduciendo que Pfizer se había comprometido a acelerar el ritmo en marzo y que sí que llegaría a tiempo de cumplir con los envíos previstos para el primer trimestre. Además, añadió que Pfizer conseguiría mejorar sus compromisos de entrega a partir de marzo.

Cambio sustancial en meses

La situación cambiará radicalmente conforme avance el año. Como se desprende de los contratos, la UE ha adquirido muchas más vacunas de las que necesitará. Las dosis que sobren serán destinadas a terceros países, una práctica habitual en otras campañas de vacunación ordinaria y que está ligada a vínculos que mantienen los estados europeos con antiguas colonias o protectorados.

La mayoría de las compañías con las que se han cerrado acuerdos todavía no han superado todas las fases. Y algunos de estos contratos, como el de Johnson & Johnson, resultarán claves, ya que su vacuna es monodosis. Puede que algunas fracasen, pero otras podrían aumentar la producción en caso de que las primeras compañías no completen el suministro a la velocidad esperada.

 

Carolina Darias, ministra de Sanidad sin sorpresa

No ha habido sorpresas en el relevo a Salvador Illa en el Ministerio de Sanidad. Le sustituirá Carolina Darias, que hasta ayer ocupaba la cartera de Política Territorial y Función Pública. El hueco que deja Darias lo ocupará Miquel Iceta, para que el cupo del PSC permanezca inalterable en el Ejecutivo. La crisis de Gobierno fue como se esperaba, mínima. Básicamente, un juego de las sillas para que el PSC rasque más votos en una elecciones catalanas que quizá se celebren en uno de los peores momentos de la epidemia porque así le interesa a quien, formalmente, velaba por que no hubiera más contagios.

Darias encabezaba todas las quinielas, puesto que acompañaba a Illa en los Consejos Interterritoriales, donde las CCAA tratan de coordinarse sin mucho éxito.