Agustín GOIKOETXEA
BILBO

LAB debate cómo abordar la transición ecosocialista y feminista

LAB renovará en los próximos meses su Programa Socioeconómico, en un ejercicio colectivo en el que pretende profundizar en alianzas con agentes sindicales, sociales y políticos para afrontar una transición ecosocialista y feminista en Euskal Herria. En el camino hacia ese nuevo modelo, la central que lidera Garbiñe Aranburu considera imprescindible que la sociedad vasca sea dueña de las decisiones sobre economía, relaciones laborales y protección social.

La afiliación de LAB afronta el debate sobre su Programa Socioeconómico, aunque no son los únicos invitados a este proceso. El viernes pasado se reunieron en Donostia para profundizar en el documento base, que pretende ser un punto de partida. El sindicato, así lo ha manifestado, desea acercarse a distintos agentes para dar a conocer su iniciativa, al tiempo que escucha sus aportaciones y opiniones.

«Es indiscutible que el modelo económico va a cambiar», sostiene el secretario general adjunto de LAB, Igor Arroyo, aunque queda por determinar cuál será la dirección y quién dirigirá ese cambio. «Tal y como se ha visto con los fondos europeos, e impulsado por el agotamiento de las energías fósiles y materiales, el capital transnacional quiere realizar una simple reforma del modelo productivo dirigido por sus intereses», advierte.

La apuesta de una mayoría social, sindical y política se expone en el documento de trabajo a discusión, que «la sociedad vasca tiene que recuperar el control sobre la economía, para hacer una transición hacia un nuevo modelo que sitúe la vida en el centro».

Junto a la definición del espacio socioeconómico vasco, en el seno del programa se han recogido 120 medidas repartidas en seis ámbitos estratégicos: tierra y territorio, cuidado, salud, conocimiento, industria y servicios básicos. Sus principios son la democratización, el feminismo, el ecosocialismo y el desarrollo nacional.

En relación a esta última base del programa y la posibilidad de desarrollarla, el sindicato que lidera Garbiñe Aranburu defiende que «hay que pasar de la autonomía a la soberanía y de la división territorial a la unidad». Para ello, cree necesarias iniciativas socioeconómicas que articulen Euskal Herria, buscando el equilibrio y la cohesión entre comarcas y fortaleciendo estrategias comarcales. La «correa de transmisión» de cara a la cohesión social y la creación de redes debe ser el euskara.

En lo que respecta al feminismo, LAB propone pagar la «deuda histórica» que tiene el sistema con las mujeres. Para construir un modelo que sitúe las vidas en el centro, considera imprescindible reorganizar los trabajos de cuidados. «En este camino –señalan–, las mujeres tenemos que convertirnos en sujetos activos y con capacidad de decisión.

En cuanto al ecosocialismo, entiende que se deben adoptar «aquí y ahora» medidas urgentes para terminar con la destrucción, con medidas como la moratoria sobre la artificialización o la eliminación y limitación de las actividades más nocivas, limitando la huella ecológica de Euskal Herria. «Hay que situar la palabra y la vida de las y los trabajadores en el centro de la transición hacia el nuevo modelo, a través de los comités para una Justa Transición, que reunirán a todas las partes implicadas», precisa.

Se desecha la idea de que la transición energética es la sustitución de unas fuentes de energía por otras. «Aquí el problema no es sustituir el petróleo por hidrógeno. Primero porque con las energías renovables no se podrá mantener el mismo consumo energético y segundo porque las materias primas necesarias en el proceso de transformación están en lugares muy concretos y en pequeña cantidad», se argumenta

Rasgos del marco propio

En la construcción del marco socioeconómico vasco, LAB apuesta por una República Vasca confederal que garantice la soberanía popular, consiguiendo nuevos estatus jurídico-políticos para la CAV, Nafarroa Garaia e Ipar Euskal Herria, además de crear un espacio socioeconómico común. Esos nuevos estatus deben permitir competencias y capacidades legislativas plenas en materia de economía, empleo y protección social.

Del mismo modo, se deben utilizar las competencias que en la actualidad tienen las instituciones vascas para dar pasos en la dirección de un modelo propio y llevar a cabo políticas públicas a favor de trabajadores y trabajadoras. «En Hego Euskal Herria, utilizaremos las posibilidades que nos brindan el Concierto Económico en la CAV y el Convenio de Nafarroa. Junto a ello, es necesario situar la política fiscal al servicio de la ciudadanía», mantienen.

Conscientes de que las competencias son más limitadas en Ipar Euskal Herria, la central promete que trabajará en la misma dirección que en el sur del país. «Trabajaremos para valernos de las oportunidades –asegura– que nos brinda sobre todo la Mancomunidad Vasca para regular las condiciones laborales de los y las trabajadoras de la administración pública».

La negociación colectiva también será una herramienta para la transición. Así, y en lo que respecta a su estructura, impulsarán convenios intersectoriales, sectoriales y de empresas, «siempre basándonos en la mejoras de las condiciones laborales del ámbito superior. En la dirección que se menciona en el Código Laboral, la lucha de LAB será por llenar de contenidos la negociación colectiva».

Como lo vienen haciendo, harán frente la estatalización. Recuerdan que en 2017 todos los sindicatos de la CAV firmaron el Acuerdo Interprofesional que regula la estructura de la negociación. En el ámbito público, exigirán a los gobiernos de Gasteiz e Iruñea que los respeten.

La vida en el centro, nuevo paradigma de desarrollo

Frente al actual modelo socioeconómico, que sitúa en el centro el beneficio privado, LAB propone otro que ponga la vida en el centro. «El reto es mejorar y enriquecer la experiencia de vida de toda la ciudadanía», precisa.

Consideran que el proceso de robotización y digitalización en ciernes se debe abordar desde la perspectiva de que el objetivo no es aumentar los beneficios de unos pocos, sino mejorar las condiciones laborales y de vida de la mayoría social, así como garantizar los derechos lingüísticos, culturales y civiles.

Este cambio de enfoque, reconocen, requiere de la formación de un nuevo paradigma de desarrollo. «El PIB no mide la huella ecológica, ni el trabajo al margen del mercado, ni la felicidad de la sociedad. Para hablar de desarrollo social necesitamos otros indicadores: satisfacción de las necesidades de cuidado, salud, educación y socialización de toda la ciudadanía; una vida digna, libre y plena para toda la ciudadanía; que toda la ciudadanía tenga la oportunidad de conocer, vivir y reinventar la lengua y cultura vascas», sostienen desde LAB, que mantiene que el desarrollo del país se debe medir por este tipo de parámetros.

A lo único que creen que hay que poner fronteras es al poder del capital, por lo que reivindican el reconocimiento de toda persona que viva y trabaje en Euskal Herria como ciudadano o ciudadana. A.G.