Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA

Doble examen, en junio y en setiembre, sobre el papel jugado por Urrutikoetxea

El exdirigente de ETA Josu Urrutikoetxea tiene fijados este año dos juicios en París por sendas condenas recibidas en el Estado francés en relación a dos periodos, 2003-2005 y 2011-2013, que remiten a su implicación como interlocutor, tal como han resaltado varios expertos.

El Tribunal Correccional debía haber abierto ayer el primero de los dos juicios que tiene pendientes en París Josu Urrutikoetxea. Sin embargo, la dificultad para que se desplazaran a la vista los testigos internacionales, que ya llevó a suspender, el pasado octubre, ese mismo juicio, motivó que el tribunal aplazara de nuevo, al 13 y 14 de setiembre, la citada vista judicial.

En el Estado francés, cuya Justicia ha aceptado ya tres de las cuatro demandas de entrega cursadas por las autoridades españolas contra el militante nacido hace 70 años en Ugao, Urrutikoetxea va a ser juzgado en este 2021 por dos causas por las que ya fue condenado en rebeldía.

La defensa recurrió esas condenas, que datan de 2010 y 2017, al entender que en los periodos juzgados en las mismas Josu Urrutikoetxea era partícipe de acciones diplomáticas destinadas a lograr ese final de ETA que, precisamente, se oficializó mediante una grabación de voz del propio encausado y de Marixol Iparragirre, hace tres años.

En el primero de los sumarios, que debía haber sido analizado entre ayer y hoy, Urrutikoetxea recibió una pena de siete años de cárcel por la acusación de «pertenencia a organización terrorista». Esa primera causa se refiere al periodo comprendido entre los años 2003 y 2005.

Mientras, en el segundo sumario, en el que se le condenó a ocho años de cárcel, y que será juzgado, en principio, los días 15 y 16 de junio, se imputa a Urrutikoetxea igual acusación, pero referida al periodo 2011 y 2013.

La defensa de Urrutikoetxea cuenta con testimonios, una extensa documentación y una no menos prolífica hemeroteca para demostrar que en esos periodos su defendido tomó parte en procesos de diálogo, primero en Suiza y luego en Noruega.

Ha sido precisamente ese factor, el del encausamiento de una persona que fue referencial en la búsqueda de una salida a la derivada armada del conflicto vasco, el que ha generado una gran incomprensión por parte de organismos y figuras conocidas de la resolución de conflictos, que han expresado en las últimas semanas su preocupación por las consecuencias que tendría una eventual condena a Urrutikoetxea cara a otros procesos de paz en el futuro.

Así, el exdiplomático Jonathan Powell abogaba en el diario “La Croix” por un «salvoconducto para la paz» mientras que el sociólogo Michel Wieviorka firmaba, a su vez, otra tribuna, esta vez en el digital Médiapart.