Raimundo Fitero
DE REOJO

La fecha

Los que lo vivimos en directo recordamos perfectamente dónde nos enteramos, qué hicimos, qué calles recorrimos, en qué bares entramos mientras las radios emitían marchas militares, cómo nos recogimos en las casas, pusimos la tele, buscamos emisoras de radio, acabamos las existencias de café y amanecimos con una rendición valleinclanesca de unos centenares de picoletos que quisieron pasar a la historia golpista de un reino golpista. Fue un veintitrés de febrero, un 23-F, y con el debido respeto, la distancia adecuada, las protecciones solares precisas, escuchar los debates en la carrera de San Jerónimo de los días anteriores a esa fecha, se parecen mucho a lo que ahora suena con otro eco.

Coincide esta fecha con un estreno de una película documental donde se aporta un audio en el que se escucha de manera nítida lo que todo el mundo sabía. Es una conversación acaecida cuatro años después de la fecha. Cuando otros picoletos, al mando de un coronel que cobraba dinero extra por las cabelleras mostradas de los jóvenes vascos detenidos, torturaron, como era su criminal y consentido hábito, a varios detenidos y Mikel Zabalza fue asesinado en esas sesiones. Hicieron desaparecer su cadáver en un río que estos días está sufriendo en sus orillas unos incendios que parecen provocados. Y entre fecha y fecha, se fueron dando otros hitos que demostraban que el 23-F había servido, y mucho, para dejar claro que la famosa transición iba a seguir controlada por el tardofranquismo económico, militar, policial y social.

De ahí hasta hoy, donde las calles parecen removidas por fuerzas y convocatorias telúricas, los militares opinan libremente con criterios golpistas, los jueces dictan sentencias reaccionarias que rozan los lindes franquistas y la tele sigue hablando de un rey inexistente y su padre que tanto calla de la fecha.