Natxo MATXIN
OSASUNA

Los rojillos caen ante un rival más poderoso en ambas áreas

Quitando el arreón inicial local, el Sevilla manejó el partido al ritmo que le convenía gracias a una mayor calidad técnica y su físico.

OSASUNA 0

SEVILLA 2


Osasuna no pudo con un Sevilla mucho más compacto y, sobre todo, bastante más contundente en ambas áreas. Los rojillos realizaron un importante derroche de energía para intentar sumar, pero los de Nervión dejaron patente que juegan a otra liga, combinando calidad y físico para golpear en los momentos decisivos del choque.

De un aluvión inicial que incluso pudo poner por delante a los locales –testarazo de Oier al poste cuando ya se cantaba el gol– se pasó a un Sevilla más dominante, con los de Jagoba Arrasate alternando presión arriba con un repliegue más retrasado. El mejor manejo hispalense del cuero propició una volea de Munir que atajó, bien colocado, Sergio Herrera.

No parecía sufrir la escuadra navarra pese a cederle la posesión al rival, pero este Sevilla, que peleaba por hacerse con la tercera plaza superando al Barcelona, también supo sacar provecho de la estrategia por su enorme físico. A la salida de un corner, Aridane perdió la marca de Diego Carlos y el central brasileño, poderoso por arriba, se sacó un testarazo imparable.

Sin acusar demasiado el golpe, Osasuna reaccionó disputándole la pelota a su adversario, generando una mayor presencia en campo andaluz, aunque llegando como mucho a algún que otro centro con cierto peligro, pero sin remate.

Jarro de agua fría

La previsible reacción rojilla tras el descanso recibió un jarro de agua fría a las primeras de cambio. Un mal control de Torró con el pecho, sumado a la presión de Fernando, permitió a este último robar –con un poco de fortuna también– y combinar con Munir para poner un centro raso desde la izquierda que remató a las redes con la espuela un De Jong que se adelantó a Aridane, aparte de llevarse casi todos los balones aéreos.

Ante tan adversa coyuntura, Arrasate quemó sus naves con un triple cambio para cambiar a una fase de juego directo que acercó a los anfitriones a los dominios de Bono, pero con escaso rendimiento, más allá de un cabezazo de Calleri que no encontró portería. La envergadura sevillista no ofreció fisuras en defensa ante un empuje rojillo que no tuvo premio ni fue sufiente ante un contrario que dejó clara su versatilidad y pegada.