Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Nuevo orden»

¡Que vienen los pobres!

Parece que en su empeño por perturbar al espectador, a Michel Franco se le ha ido la mano a la hora de plasmar en la pantalla una catarsis social que, personalmente, me indigna por la posición acomodada que asume el director a la hora de colocar la cámara y limitarse a filmar el horror de manera descarnada.

A distancia prudente –o cobarde– de lo que narra y enarbolando un discurso ideológico tan endeble como interesado, lo único que le ha preocupado a su autor de sacudir la conciencia del espectador por la vía fácil del sobresalto.

“Nuevo orden” podría ser tomada como una película de zombies de no ser porque quienes aguardan asaltar las vallas tras las cuales se atrincheran las clases privilegiadas, se amoldan a una fisonomía indígena, vapuleada habitualmente en Latinoamérica.

Los zombies vengadores retratados por Franco podrían ser tomados por el Ejército de Liberación Zapatista –ateniéndonos a que la historia transita en México DF– pero esto no es realmente lo que importa, porque en el filme, esta horda salvaje que viola, asesina y ejerce su brutal venganza contra los ricos, no es más que una masa amorfa, temible y que funciona al capricho de una crónica distópica que más que provocar inquietud, es tendente a ser observada con cierto desprecio.

En su simplicidad, el profético Franco viene a decirnos que lo malo de la revolución francesa radicó en que se mató mucho y que lo que conviene –dirigiéndose a los ricos– es que no deberían apretar en exceso la correa de la plebe porque si no pasan este tipo de cosas. Como buena fábula, “Nuevo orden” incluye una moraleja, la revuelta impulsada por las hordas populares, se traduce en la instauración de un implacable sistema militar. Al parecer, para Michel Franco la lucha de clases es una versión tabloide de “La tierra de los muertos vivientes” (2005) del gran George A. Romero.