Fede de los Ríos
JOPUNTUA

Es todo tan raro

Será la edad provecta. «Que no se te meta el viejo en el cuerpo»,– me decía un amigo–, «se mete y ya no sale». Eso debe ser porque comienzan a irritarme lo que antes tan solo me importunaba. Lo que resultaba anormal ahora es la nueva normalidad.

Hace años habíamos convenido considerar el lenguaje humano como un hecho diferencial del resto de las especies animales, producto exclusivo de la actuación cultural humana totalmente ajeno de lo natural o de lo sobrenatural. El lenguaje, un sistema de significados para interactuar entre nosotros los humanos e informar acerca de lo que acontece y desvelar lo velado, conceptualizar y comunicar lo que ocurre. También hace años caímos en cuenta, por esa capacidad polisémica del lenguaje humano, que lo dicho podía resultar ambiguo en el mejor de los casos si no perversamente falso. Así esa infinidad de relatos discursivos al servicio de poderes a los que les resultaba más rentable el engaño que la represión. La esclavitud resulta más costosa que la servidumbre voluntaria. Y mucho menos vistosa, ¡vas a comparar!

¿A santo de qué la perorata anterior? Pues a que no hace nada, en el “El País”, diario de los demócratas, uno oficiando de periodista describía la realidad de la siguiente manera: «Coliving, la nueva forma de convivir de los millennials, de compartir el espacio de trabajo (coworking) con otras personas a compartir la vivienda». Tener que compartir un puto piso de mierda y hasta el lugar de trabajo como buen emprendedor es cool. Y profundizando en la investigación había descubierto el «job hopping», (lo que creíamos era precariedad): los «nativos digitales tienen poco o nulo apego a las empresas y tienden a saltar de empleo con frecuencia». Claro «corazoning», no como aquél apego del personal de antes por las cadenas de montaje. Era puro vicio. Espero que te job hopping a la puta calle y tengas que living en un piso patera con dos veganos católicos, un emprendedor sin suerte, un culturista antivacunas y un taxidermista, bobo de los testiculings.

Lo dicho, será la edad.