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TEHERÁN

Sabotajes de Israel y más sanciones de la UE lastran la negociación con Irán

Irán suspenderá la cooperación con la UE en varios campos y estudiará medidas recíprocas a las nuevas sanciones contra personas y entidades iraníes, que lastran el intento de reactivar el acuerdo nuclear de 2015, minado también por otro sabotaje que apunta a Israel.

La Unión Europea extendió un año más las sanciones impuestas a Irán en relación con las «graves violaciones de derechos humanos», que empezó a aplicar en 2011, y añadió a otras ocho personas y tres entidades a la lista de medidas restrictivas, en esta ocasión por la represión de las manifestaciones de finales de 2019.

La lista incluye a 89 personas y cuatro entidades, entre ellas Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, a las que se les prohíbe entrar en territorio comunitario y a las que se les han congelado los bienes y activos que tienen en los países de la UE.

La medida llega en un momento delicado en el que las propias potencias europeas, EEUU, China Rusia e Irán tratan de recomponer el acuerdo nuclear con Teherán en complejas negociaciones en Viena.

El Ministerio iraní de Exteriores calificó de «inválida» la decisión de la UE y, en respuesta, «suspende las conversaciones integrales con la UE sobre derechos humanos y toda la cooperación en áreas de terrorismo, drogas y refugiados».

Además, advirtió de que Irán «está revisando sanciones recíprocas» contra la UE. Entre esa cooperación, Teherán lleva a cabo grandes decomisos de droga en su paso desde Afganistán hacia Occidente.

El Ministerio de Exteriores denunció que las sanciones tienen motivaciones políticas y que los «falsos defensores de derechos humanos» de la UE «guardaron silencio sobre la violación de los derechos de la población de Irán bajo las sanciones inhumanas e ilegales de EEUU».

EEUU se desmarca del sabotaje

A la vez, un sabotaje a una infraestructura iraní de enriquecimiento de uranio volvió a poner el foco sobre Israel, hostil a la negociación sobre el pacto nuclear. El ataque provocó el corte eléctrico en una zona de la red de distribución eléctrica de Natanz, una planta de unos 100.000 metros cuadrados construida ocho metros bajo tierra para evitar ataques.

Irán lo calificó como un acto «terrorista» del que responsabilizó a Israel, a quien acusa de querer limitar la capacidad nuclear de Teherán y entorpecer las negociaciones que continúan en Viena esta semana para intentar salvar el acuerdo de 2015. Avisó de que se vengará del régimen sionista «en el momento y el lugar adecuado». También la televisión israelí apuntó a un ciberataque llevado a cabo por el Mossad. El primer ministro en funciones israelí, Benjamín Netanyahu, se limitó a indicar que su país nunca permitirá «que Irán obtenga armas nucleares» y continuará «defendiéndose de las agresiones y el terrorismo iraní».

Sin embargo, Estados Unidos quiso desmarcarse al asegurar que no tuvo nada que ver con el sabotaje, que confió no afecte a las negociaciones para salvar el acuerdo nuclear con Irán.

Fuentes de los servicios de Inteligencia de EEUU citadas por “The New York Times” apuntaron a una operación realizada por Israel en la que una potente explosión habría provocado daños importantes a la capacidad de Irán para enriquecer uranio y que Teherán necesitaría al menos nueve meses para restaurar la producción en Natanz.

Según el Ministerio iraní de Exteriores, Israel no ha logrado debilitar sus capacidades nucleares debido a que las centrifugadoras afectadas eran unas que iban a ser sustituidas por otras más avanzadas

El ataque se suma a una cadena de incidentes en infraestructuras iraníes en los últimos años. Medios locales también especularon sobre la autoría israelí de una explosión en un carguero iraní en el mar Rojo la semana pasada.