Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Escribir guiones para los bárbaros

La relación de Gabriel García Márquez con el cine fue intensa. Dijo, en alguna ocasión, que lo único que realmente había estudiado en su vida era cine. Quiso ser director, y en 1955 se matriculó en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma, allí tuvo como compañero de estudios al argentino Fernando Birri, con quien fundaría, en 1985, la escuela de cine de San Antonio de los Baños de Cuba. Nunca se consagró como director, pero sí como guionista. Una profesión que, aunque degradada y minusvalorada, sigue siendo imprescindible. Márquez, durante el taller de guion que impartía, en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, daba doce consejos para aquellas personas que desean escribir guiones, algunos, me parecen fundamentales. Uno de ellos nos habla de la humildad necesaria para aceptar que la película no te pertenece. En otro, destaca la importancia de formarse en el montaje cinematográfico, nos dice que los y las buenas guionistas saben de montaje. Desechar es talento para Márquez, descartar aquello que se puede mejorar. Finalmente, habla del honor del guionista: hay que tratar de escribir guiones óptimos, aunque después, los directores hagan barbaridades con ellos.