Martxelo DÍAZ
DONOSTIA

Aroztegia condiciona el futuro de Baztan con PSIS y denuncias

El proyecto de Aroztegia ha vuelto a saltar a la actualidad con el inicio de las obras y la acampada para paralizarlas. Pero en Baztan llevan años reclamando poder decidir sobre el mismo pese al PSIS y a las denuncias presentadas por los promotores.

El proyecto de Aroztegia consiste en la construcción de un hotel de lujo, un campo de golf y más de 200 viviendas destinadas a segunda residencia en un palacio situado en las inmediaciones de Lekaroz, en Baztan.

Desde el inicio del proyecto, surgió la oposición de vecinos de Baztan, que alertaban del proceso de turistificación que está sufriendo el valle, mientras los jóvenes tienen cada vez más dificultades para acceder a una vivienda y actividades como la ganadería y la agricultura son más complicadas de llevar a cabo. Los promotores destacan la cercanía del emplazamiento con lugares turísticos como Donostia o Donibane Lohizune.

La figura con la que se tramitó el proyecto fue la del PSIS (Proyecto Sectorial de Incidencia Supramunicipal), empleado para obras consideradas de interés general y que se desarrollan en más de un municipio. El ejemplo clásico es el de una autovía. Con la aprobación del PSIS, las competencias urbanísticas de un ayuntamiento, en este caso el de Baztan, se suspenden y pasan al Gobierno navarro. Es decir, el Ayuntamiento no puede negarse a conceder una licencia de obras, ya que eso se decide en Iruñea.

Un PSIS «in extremis»

El primer PSIS de Aroztegia fue anulado por el TSJN en 2013 porque parte del suelo sobre el que se pretendía construir sufrió un incendio y no se podía recalificar el terreno.

Sin embargo, poco más de un año después, UPN impulsó desde el Gobierno navarro un nuevo PSIS para Aroztegia, que es el que está en vigor actualmente. El Ejecutivo de Yolanda Barcina lo aprobó «in extremis», apenas cinco días antes de las elecciones de mayo de 2015 en las que perdió el poder.

El cambio político y la llegada de Uxue Barkos al Gobierno de Nafarroa no supuso un revés para el proyecto de Aroztegia, sino todo lo contrario. Geroa Bai, tanto en Baztan como en las instituciones navarras, es uno de sus más firmes defensores.

La cuestión de Aroztegia fue uno de los puntos calientes en las relaciones entre los cuatro partidos que suscribieron el acuerdo programático en el que se sustentó el Gobierno de Uxue Barkos. Por un lado, Geroa Bai lo apoyaba. Por el otro, EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu e I-E lo rechazaban. Es algo similar a lo que ocurrió con el TAV. Finalmente, la cuestión se dejó expresamente fuera del acuerdo programático.

La división se dio también en el Ayuntamiento de Baztan. En 2015, EH Bildu y Baztango Ezkerra gobernaban el municipio con seis concejales, mientras que Geroa Bai, UPN y la candidatura desarrollista Baztan Auzolanean tenían siete. Cuatro años después, los opositores a Aroztegia, un tema que ha marcado la política en Baztan, se impusieron con más claridad, con ocho ediles para EH Bildu y Baztango Ezkerra y cinco para Geroa Bai y Navarra Suma.

La fragmentación en Baztan no es solo política, sino que en gran medida ha llegado a la vida social del valle. En este contexto, en 2016 se realizó una consulta popular sobre Aroztegia, convocada por la Junta General del Valle y en la que participó el 27,7% del censo. El 82,8% de ellos votó en contra de la construcción del hotel y de las viviendas.

Persecución judicial

La polémica sobre Aroztegia ha sido dura en Baztan y con un elemento que ha echado más leña al fuego, como es la judicialización mediante denuncias presentadas por la empresa promotora. De este modo, se denunció a vecinos que dieron una rueda de prensa y a la exalcaldesa Garbiñe Elizegi por utilizar la expresión «pelotazo». El actual alcalde, Joseba Otondo, fue denunciado por ceder el uso de una plaza en Elizondo para una rueda de prensa. También se presentaron denuncias por «prevaricación».

En Baztan tienen claro que la estrategia de la promotora de Aroztegia es intentar amedrentar con multas y denuncias a los opositores al proyecto para acallar su voz. Pero también tienen claro que seguirán oponiéndose a las obras, tal y como han hecho con la acampada.