Aitor AGIRREZABAL
EL UNIONISMO EN LAS ELECCIONES ESCOCESAS

La lucha por ser segundo y punta de lanza del unionismo escocés

No ha sido una campaña fácil para las formaciones unionistas escocesas. Todo apunta a una mayoría absoluta independentista. Sin embargo, está en juego imponerse al principal adversario de Londres y, sobre todo, ser la cara visible del unionismo escocés en un periodo en el que podría haber otro referéndum.

El principal interés de las elecciones escocesas pasa por ver hasta qué punto el independentismo es mayoritario en el próximo Parlamento de Holyrood. Nadie duda de una clara victoria del SNP, que incluso podría llegar en solitario a la mayoría absoluta. Una mayoría o «supermayoría», como reclama Alex Salmond, que parece asegurada con el nuevo partido de éste (Alba) y, sobre todo, los Verdes.

Sin embargo, estos comicios presentan otra lucha. Laboristas y Tories, principales partidos de las islas, se disputan la segunda plaza y, por tanto, ser el principal partido de la oposición y liderar la Escocia unionista. Es decir, los principales partidos de la oposición no argumentan que van a formar el próximo Gobierno escocés, sino que están pidiendo a los votantes que los respalden para evitar que el SNP obtenga la mayoría y poder detener otro referéndum de independencia.

La lucha entre los laboristas escoceses y los conservadores escoceses para convertirse en el principal partido de oposición en Holyrood es todo menos predecible. Encuestas recientes muestran que los dos partidos están separados por unos pocos puntos. Tanto Anas Sarwar, líder laborista, como Douglas Ross, líder conservador, están disputando sus primeras campañas electorales al frente de sus formaciones. Ross llegó a liderar a lo tories tras una batalla interna más propia de las series televisivas que de la política que conocemos (al menos de forma pública) y reemplaza a una Ruth Davidson con buena prensa entre los conservadores escoceses. Por contra, Sarwar no tiene esa presión, ya que las expectativas puestas sobre él tras un largo periodo de declive en el laborismo escocés son bastante bajas. Parece complicado que cierre la sangría de votos que vienen padeciendo los laboristas en los últimos años.

Y eso se nota. Ross, además de repetir hasta la saciedad que un segundo referéndum «dividirá» Escocia, ha centrado su batalla en deslegitimar a Sarwar como líder de la oposición. Para ello ha querido trasladar al electorado que solo un voto por su partido puede salvar la unión.

Sarwar ha tratado de negar ese extremo por activa y por pasiva, acercándose al votante unionista insistiendo en que se opone tanto a la independencia como a un segundo referéndum. En ese camino, además, ha chocado con su propia militancia y compañeros de formación como el primer ministro de su partido en Gales, Mark Drakeford, que cree que una victoria electoral para un partido que apoyaba un referéndum sería un mandato para celebrarlo. Veremos cómo afecta, sobre todo al Partido Laborista, una formación que hace no tanto dominaba Escocia, ese intento por capitalizar el voto unionista, más cuando los sondeos apuntan a que una parte cada vez mayor de sus votantes ha abierto las puertas a la independencia.

La campaña ha tenido un protagonista especial que, sin embargo, no ha hecho acto de presencia. Antes de comenzar la carrera electoral, Ross aseguró en diversas ocasiones que Boris Johnson le acompañaría durante la campaña, pero éste no ha viajado al norte de la isla. El Partido Conservador ha achacado la ausencia de Johnson a la crisis sanitaria provocada por el covid-19 y a que la movilidad está desaconsejada, a pesar de que en enero el premier británico ya viajó a Escocia en un acto casi de precampaña cuando comenzó el proceso de vacunación.

La ausencia, por el contrario, parece responder más a la mala imagen que el dirigente conservador tiene en Escocia. Una alargada sombra a la que en las últimas semanas se han sumado acusaciones de corrupción.

No ha sido una campaña sencilla para ninguna de las dos principales formaciones unionistas, que se han visto obligadas a intentar perder lo menos posible en un momento en el que una sociedad escocesa en crisis reclama más mensajes en positivo. Sin embargo, el líder del partido que se imponga en la lucha por esa segunda posición jugará un papel importante de cara al debate sobre otro referéndum.