Natxo MATXIN

Osasuna saltó al césped de San Mamés sabiéndose salvado matemáticamente

La mar no siempre estuvo en calma. Pero en los momentos de dificultad nos aferramos fuerte al timón de nuestro capitán y al trabajo de la tripulación», fue el mensaje que Osasuna colgó en twitter, instantes después de confirmarse la salvación matemática de la escuadra navarra.

El que dicha circunstancia se conociese poco antes de que los pupilos de Jagoba Arrasate saltasen al césped de San Mamés pudo ser determinante para explicar la caraja inicial de los rojillos, a los que les supuso encajar un gol sin cumplirse apenas un minuto, algo muy poco acorde con la filosofía del técnico de Berriatua.

Un lapsus que sirvió de aldabonazo para despertarles y ofrecer una imagen más acorde a lo visto durante esta segunda vuelta. Con superioridad numérica en el centro del campo, Osasuna fue ganando enteros sobre el verde bilbaino hasta el punto de igualar la contienda y vivir sus mejores minutos con varias aproximaciones.

Una mejora en el juego que, sin embargo, no impidió que en determinados momentos el cuadro navarro se las viese y desease para frenar las arrancadas de Berenguer o marcar al indetectable y flotante Sancet. De ambos déficits encajó Osasuna la segunda diana cuando parecía que tenía más controlado el derbi.

Sin la presión clasificatoria, los visitantes no dudaron en ser fieles a su estilo y arriesgaron, pese a que el 2-1 trajo consigo un encuentro de ida y vuelta en el que el Athletic se encontró sensiblemente más cómodo. Sin embargo, de su valentía obtuvieron recompensa casi con el tiempo reglamentario cumplido.

Arrasate sacó a toda la artillería ofensiva de que disponía en la grada y de un centro de Enric Gallego –siempre cuestionado, pero también dispuesto a vaciarse en beneficio del equipo– prácticamente cayéndose llegó el preciso remate de un Budimir para sumar un punto con el que celebrar la salvación matemática.