Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «The Good Traitor (El embajador Kauffmann)»

Un diplomático en el gran juego

La nueva película de Christina Rosendahl falla en varias cuestiones esenciales. En su aspecto técnico chirría en exceso la alternancia de imágenes en blanco y negro y color y su factura tampoco es muy reseñable. Centrados en su lado narrativo, la trama juega en exceso con los puntos suspensivos y aporta pocas pistas al espectador para enjuiciar al protagonista, el cual nunca sabemos si lo que hizo fue un acto heróico o tan solo una opción de supervivencia.

En su apartado dramático, “The Good Traitor” también peca de incidir en pasajes vitales del protagonista que tampoco deberían requerir de mayor énfasis, sobre todo los concernientes a su vida privada y sentimental, bifurcada en las relaciones que mantuvo con su esposa y la hermana de esta, con quien compartió un pasaje sentimental en el pasado.

A pesar de todos estos lastres, la película se beneficia de varios apartados muy interesantes, sobre todo el relativo al rol que jugó Henrik Kauffmann, el embajador danés destinado a Washington que, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, se declaró único representante verdadero de una Dinamarca libre en oposición a los nazis tras la invasión ejecutada por Alemania contra su país y la tibia respuesta que su gobierno dedicó a sus invasores cuando pactaron una ocupación inicialmente pacífica.

La narración restrospectiva se inicia desde el final, con la muerte de Kauffman en 1963, y da paso a los episodios previos a la invasión alemana de Dinamarca, ocurrida en 1940.

Los acontecimientos históricos relatados otorgan protagonismo al juego de espías que se desató en un país, Estados Unidos, que todavía no había entrado en guerra y miraba por encima del hombro todo lo que se estaba gestando en la siempre lejana Europa. Es en este papartado donde el filme alcanza sus mejores y más interesantes momentos.