Las dos informaciones más comprometidas de la semana no provocaron ningún movimiento relevante en los mercados de ambos lados del Atlántico. En contra de lo previsto, los inversores asumieron ayer con tranquilidad la subida interanual del 5% en el IPC de Estados Unidos, la mayor en casi trece años, convencidos, al parecer, de que se trata de un incremento pasajero, alineándose con el mensaje de la Fed. Por otro lado, el BCE no se movía un ápice de su política de compra de deuda, que se mantendrá hasta que los efectos de la pandemia sean neutralizados. Es más, su presidenta, Christine Lagarde, dejaba claro que es innecesario y prematuro poner fecha alguna al inicio de la retirada de estímulos.

En este contexto, menos azaroso de lo previsto en los días previos, el Ibex dio un paso atrás hasta los 9.133,80 puntos, tras ceder un 0,24%. En el resto de Europa tampoco hubo reacciones destacadas y todos sus índices principales, a excepción de Londres (+0,10%), cerraron a la baja. Así, París retrocedía un 0,26%, Milán, un 0,40%, y Fráncfort, un 0,06%. En Nueva York, los índices respondían al salto de la inflación en mayo como si ya no fuera un riesgo elevado para las bolsas. A la hora del cierre en Europa, el Nasdaq 100 lideraba las subidas al ganar más de un 0,60%, mientras el Dow Jones y el S&P 500 se anotaban menos del 0,40%.

Dentro del Ibex, los más alcistas eran Telefónica (+3,31%), Amadeus (+1,99%) y Santander (+1,92%). En el lado de los perdedores, caídas generalizadas dentro del sector relacionado con turismo y viajes. Meliá, el peor del índice, bajó un 3,34%, Aena, un 2,55%, IAG, un 1,43%, y Amadeus, un 1,26%. En el grupo de los grandes, Inditex (-1,65%) e Iberdrola (-1,17%) también destacaron por sus descuentos.