GARA
PARÍS

El fiscal pide cinco años pero no la vuelta a prisión ya de Urrutikoetxea

El procurador considera que la condena de ocho años promulgada en rebeldía contra Josu Urrutikoetxea en 2017 fue excesiva, lo que no le impidió pedir para «quien ha pasado toda una vida en ETA» un castigo de cinco años de cárcel, aunque sin solicitar su ingreso inmediato en prisión. El tribunal dará a conocer su decisión el 1 de setiembre.

El procurador del Tribunal Penal de París hizo ayer por la tarde una solicitud de pena por debajo de la condena que recibió Josu Urrutikoetxea en 2017. Requirió así para el militante que leyó la declaración final de ETA una condena de cinco años de cárcel, aunque sin exigir su inmediato reingreso en prisión.

La requisitoria de la Fiscalía se produjo en la última de las dos sesiones del juicio en que se ha revisado la última de las dos condenas impuestas a Urrutikoetxea en rebeldía por la Justicia francesa. El procurador, que, sin tener en cuenta las explicaciones del acusado, se refirió a este como «un hombre que ha pasado toda la vida en ETA», reconoció las complejidades y las lagunas que pesan sobre el periodo de tiempo comprendido en la causa que, según insistió, «no es juicio político».

Como ya defendiera la víspera durante el interrogatorio a Urrutikoetxea, recalcó ese vínculo con ETA, atribuyéndole responsabilidades pasadas, estimando como «clandestina» su vida en Ariège y glosando las operaciones policiales y localizaciones de armas y explosivos ocurridas después de que ETA anuncia el final de su actividad, para remarcar la perseverancia en es «trayectoria terrorista».

«Duró demasiado»

En un tono bien diferente, en la última intervención ante el tribunal que le ha juzgado durante dos días, Urrutikoetxea dijo lamentar que pasara tanto tiempo antes de que se produjera el fin de la lucha armada.

Recordó así que la lucha de ETA comenzó «en la época de Franco, en la época fascista», y sostuvo que, desde el primer momento, la acción armada «nunca fue un fin en sí mismo, aunque desgraciadamente causó víctimas irreversibles». La dimensión ética, cara a poner fin «a la espiral de violencia», fue la que le empujó, según reiteró respondiendo a sus abogados, a implicarse en la resolución del conflicto.

Sobre ese proceso estaba llamada a arrojar luz Véronique Dudouet, responsable de Berghof Foundation, aunque los errores e irregularidades en su citación obligaron a la defensa a presentar al tribunal su testimonio solo por escrito.

Sí abordaron en la sesión cuestiones ligadas a la historia de ETA, la trayectoria de Urrutikoetxea, la continuidad en la búsqueda de una resolución democrática, la justicia transicional o la dimension política del proceso judicial a un «negociador de paz» otros dos testigos de la defensa: el magistrado honorífico Philippe Texier y el sociólogo Michel Wievorkas.

Urrutikoetxea afrontará ya en setiembre, en el Tribunal Correccional de París, el juicio por la condena que recibió en 2010.

«Es brutal pedir esa condena con la única prueba de que estuvo en Oslo»

Josu Urrutikoetxea ha podido explicarse por vez primera ante un juez desde su detención en 2019, pero al final del proceso la Fiscalía ha solicitado que se le condene.

EGOITZ URRUTIKOETXEA: Lo que hemos visto ha sido, ante todo, el intento de un tribunal de establecer por cualquier medio que Josu Urrutikoetxea formaba parte de ETA entre 2006 y 2013. Pero no han aportado elementos.

El fiscal pide una pena por debajo de la de 2017.

E.U.: Es una barbaridad que en 2021 se haga esa petición de pena contra un independentista vasco. Y es una barbaridad que se pida esa condena sin aportar elementos concretos, en base a una lista de episodios referidos a ETA, entre 2011 y 2013, en algunos casos actos relativos al desarme, de los que finalmente se hace responsable a Urrutikoetxea por ser quien es, por su trayectoria pasada, porque simboliza a ETA y ya está. Es una barbaridad.

El fiscal aporta como dato probatorio que, como Urrutikoetxea estuvo en Oslo, es de ETA.

E.U.: Josu Urrutikoetxea ha explicado qué le llevó a implicarse en el proceso que arranca en 2011, que es el periodo que se ha analizado en este jucio. Y también ha dejado sentado, recurriendo a lo actuado en otros procesos de resolución, que no tenía por qué pertenecer a ETA para estar en Oslo. La izquierda abertzale y los organismos internacionales estimaron que era una persona que generaba la confianza necesaria para culminar ese proceso, lo que responde a las dudas del fiscal sobre la lectura del comunicado final. Dicho esto, con esta petición de condena se apunta como delito el hecho de estar en una mesa de diálogo. M. UBIRIA