El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dio ayer un portazo ante la posible reunificación de Chipre. «Los turcochipriotas no van a renunciar a su soberanía y convertirse en una minoría de grecochipriotas», recalcó al término del desfile militar con el que la República Turca del Norte de Chipre (RTNC) celebró el 47º aniversario de la ocupación.

Con este viaje a la isla, Erdogan puso punto final a los esfuerzos de la ONU y de la UE de alcanzar una solución federal bizonal y bicomunal.

El primer ministro de la RTNC, Ersin Tatar, anunció además la apertura parcial de Varosha –en torno a un 3,5%–, un distrito de la ciudad de Famagusta que permanece desierto y sellado desde que fueron desplazados unos 12.000 grecochipriotas a raíz de la invasión.

Los planes pasan porque los grecochipriotas que perdieron propiedades puedan volver a su tierra pero bajo administración turcochipriota o, si no, entregar estas propiedades a cambio de una indemnización. Tanto el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, como el Gobierno griego se han apresurado a mostrar su rechazo ante las intenciones turcas.

En 1984 la ONU aprobó una resolución que prohíbe el asentamiento en Varosha de personas que no sean sus habitantes y pidió la transferencia de esta área a la administración de Naciones Unidas.

Hace unos días, Chipre denunció que un navío turco efectuó disparos de advertencia contra guardacostas.