GARA
BERLÍN

El pacto entre Alemania y EEUU sobre el Nord Stream enfada incluso a Bruselas

El acuerdo germano-estadounidense para completar el gasoducto ruso Nord Stream 2 ha levantado ampollas tanto en Kiev como en Moscú: Ucrania no ve protegida su seguridad, mientras que el Kremlin critica las formas. Y la UE se mostró enfadada por quedar al margen.

Angela Merkel describió ayer como un «buen paso» el acuerdo alcanzado entre Berlín y Washington en relación con el Nord Stream 2, que transportará gas desde Rusia hasta Alemania. La canciller sostuvo que no significa el fin de todas la diferencias respecto al polémico gasoducto ruso-alemán, sino más bien un intento por establecer ciertas condiciones entre ambas potencias. Y precisó que el pacto ha sido consensuado con la Administración de Joe Biden, sin que el Congreso de EEUU se haya pronunciado por el momento.

Merkel incidió en que Ucrania seguirá siendo un país de tránsito del gas ruso con destino a Europa central y que la energía no podrá usarse para poner a ese país en una situación difícil.

Sin embargo, Kiev considera que no se han tomado en cuenta sus intereses. «Nos hubiera gustado que las formulaciones en la declaración germano-estadounidense en cuanto a la seguridad (de Ucrania) hubiesen sido más enérgicas», señaló en rueda de prensa su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba.

Y aunque para Rusia el acuerdo para terminar el tendido del gasoducto, ya al 98%, es una buena noticia, expresó su descontento porque implícitamente se le califica de país agresor.

Incluso la Comisión Europea expresó cierto enfado por este acuerdo bilateral al recordar a Berlín que, en teoría, la política energética en la UE se tiene que coordinar entre los Veintisiete.