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La sequía reactiva las protestas sociales en el sudoeste de Irán

La falta de agua y de electricidad y el daño en la agricultura están reactivando las protestas sociales en Irán, donde ya se han registrado al menos ocho muertos en las manifestaciones que comenzaron hace diez días en la provincia de Juzestán, rica en petróleo y con una importante minoría árabe.

Al menos ocho manifestantes han muerto por disparos de la Guardia Revolucionaria durante las protestas desatadas por la falta de agua en las ciudades de la provincia de Juzestán, en el sudoeste de Irán, según activistas citados por medios afines a la oposición. Tras diez días de protestas y presión popular, ocho fallecidos, decenas de detenidos y miles de animales muertos, las autoridades decidieron abrir las compuertas de la presa Karjér, según las mismas fuentes, que denuncian que el Gobierno carece de un plan para paliar la peor sequía en décadas en el país. El Gobierno solo reconoce un muerto y HRW eleva los fallecidos a tres.

Las protestas estallaron en la noche del viernes día 16 y se han difundido vídeos en redes sociales con manifestantes quemando neumáticos para levantar barricadas. Las fuerzas de seguridad han intervenido para dispersar las protestas empleando en algunos casos munición letal.

Las manifestaciones continuaban en algunas ciudades y el líder supremo iraní, el ayatollah Ali Jamenei, pidió ayer a la próxima Administración, que estará encabezada por el rigorista Ebrahim Raisi, que aborde los problemas de agua en Juzestán. «El agua no es un asunto banal, especialmente con el clima de Juzestán», dijo.

En las protestas se habrían empleado consignas políticas contra el sistema islámico vigente desde la revolución de 1979, según fuentes opositoras.

Cortes de agua y energía

En las últimas semanas han aumentado los cortes de agua y de electricidad en el país, pero tienen especial incidencia en la provincia de Juzestán, donde se han registrado temperaturas de hasta 50 grados centígrados. Además, la falta de agua ha causado problemas en la agricultura y ganadería, ya en peligro por la amenaza de la sequía, y ha provocado un alto índice de contaminación y descontento.

La calurosa Juzestán, es la provincia más rica de Irán en términos de recursos de petróleo y gas y tiene en su territorio muchas fábricas, pero en los últimos años su nivel de vida se enfrenta a varios problemas medioambientales en su mayoría vinculados con el agua.

Además cuenta con una importante minoría árabe que también ha protagonizado movimientos de protestas en ocasiones anteriores.

Y las de estos días se suman a las protestas de los trabajadores del sector energético, de importancia estratégica para el país, que piden mejores salarios y condiciones laborales.

Teherán envió una delegación a Juzestán para estudiar la situación y tratar una crisis a la que ahora se enfrentará Raisi, el próximo presidente, elegido en las últimas elecciones en un clima de desilusión política que provocó una gran abstención.

Las críticas por la infraestructura anticuada y la falta de mantenimiento podrían provocar la propagación de las protestas a otras provincias, donde el descontento sigue latente.

Desde comienzos de julio, Teherán y varias ciudades iraníes están sometidas a cortes de electricidad frecuentes, según el Gobierno a causa de una sequía sin precedentes en 11 años que han afectado a embalses utilizados para energía hidroeléctrica.

Dos expresidentes se han sumado a las críticas. El más contundente, Mahmoud Ahmadineyad, quien publicó un vídeo en el que culpa a los servicios de Inteligencia de la violencia contra manifestantes desarmados.

«La banda de Inteligencia»

Ahmadineyad aseguró que «la banda de órganos de Inteligencia corruptos» intenta retratar las protestas como conspiraciones de potencias extranjeras o grupos «antirrevolucionarios».

Achacó a las fuerzas de seguridad la fabricación de incidentes en cada protesta pacífica que tiene lugar para abrir luego «fuego contra el pueblo». «Con estos métodos, crean una excusa para reprimir al pueblo y cerrar todas las vías a las demandas pacíficas», añadió.

También Mohammad Jatami afirmó que ninguna entidad política, militar o de seguridad está autorizada a enfrentarse a los manifestantes con armas y balas con el pretexto de parar los disturbios.

Por su parte, el mandatario saliente, Hassan Rohani, defendió la legitimidad de las protestas, «es un derecho en el marco de la ley», pero advirtió a la población contra la posibilidad de que lo «enemigos» del país se «aprovechen » de ellas.

La provincia de Juzestán fue una de las que más víctimas registró en las protestas sociales que comenzaron en noviembre de 2019 en varias ciudades de Irán como respuesta al aumento de los precios de los carburantes y que se convirtieron luego a una protesta política contra el Gobierno y el líder supremo.

En aquellas manifestaciones se asaltaron bancos gubernamentales y centros religiosos y la represión dejó centenares de muertos.

Cuna de la civilización elamita, que alcanzó su apogeo en el segundo milenio antes de nuestra era, la llanura de Juzestán es regularmente golpeada por sequías y tormentas de arena desde Irak o la península arábiga.

Según los expertos en clima de la ONU, es probable que la intensidad y frecuencia de los episodios de sequía, que amenazan la seguridad alimentaria en particular, aumente aún más con el calentamiento global, incluso si el mundo logra limitar el aumento de las temperaturas a +1,5 °C respecto al período anterior a la era industrial.