Ingo NIEBEL
Historiador y periodista
ELECCIONES EN ALEMANIA

La campaña electoral entra en su fase final con el SPD en cabeza

Después del segundo de tres debates por televisión, el candidato socialdemócrata a canciller, Olaf Scholz (SPD), sigue liderando las encuestas. Lo que le convierte en blanco del democristiano Armin Laschet, el designado sucesor de la canciller Angela Merkel (CDU). Los Verdes ecologistas, con Annalena Baerbock, se mantienen en tercera posición.

Sube el tono en la campaña electoral. Faltan ya menos de dos semanas para el 26 de setiembre, cuando se celebrarán los elecciones generales y dos regionales. La fecha marca el inicio de la fase transitoria en la que la canciller, Angela Merkel, seguirá gobernando «en funciones» hasta que el Parlamento Federal vote a su sucesor. Para ello no hay límite.

En teoría, la aún canciller podría seguir gobernando durante la nueva legislatura. Tal y como se presenta el panorama, las negociaciones podrían ser largas y complicadas para formar, probablemente, un tripartito que gobernará Alemania durante los próximos cuatro años.

Por el momento parece poco probable que la hasta ahora primera fuerza política, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), pueda formar su anhelado bipartito con el Partido Liberaldemocrático (FDP). Para ello, la CDU tendría que remontar mucho y situarse por delante del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Sin embargo, las encuestas solo le dan 22 puntos, tres menos que al SPD (25), siempre teniendo en cuenta el margen de error del 3%. El 17% de los electores votarían a los Verdes, el 11% al FDP y otro tanto a la xenófoba Alternativa de Alemania (AfD); el 7% al partido socialista Die Linke (La Izquierda).

Para dar la vuelta a la situación, el ministro-presidente de Renania del Norte-Westfalia y presidente de la CDU, Armin Laschet, ha pasado al ataque contra su rival del SPD, Olaf Scholz. Para ello aprovechó el segundo de tres debates televisados el pasado domingo.

De manera insólita atacó al actual ministro federal de Hacienda por un reciente registro que la Fiscalía y la Policía practicaron en la sede de Scholz por encubrimiento en un caso de lavado de dinero. La acción no afecta directamente al ministro sino a la Unidad de Inteligencia Financiera (FIU), adscrita a su Ministerio. Laschet recordó además los otros dos escándalos que afectan a Scholz: el fraude fiscal, conocido como Cum-Ex, cometido por bancos, y la quiebra de la empresa financiera Wirecard. «Si mi ministro de Hacienda trabajara así, tendríamos un serio problema», concluyó Laschet. Scholz rechazó las acusaciones quedándose tranquilo y frío, siguiendo el estereotipo de una persona del norte alemán.

Annalena Baerbock (Verdes) optó por una línea más objetiva. Por un lado, recordó a Scholz que aún mantiene bajo llave un sensible protocolo relacionado con el asunto Cum-Ex. Por otro, intentó llevar el debate al fraude fiscal que, según ella, asciende a 50.000 millones de euros que el Estado alemán pierde cada año.

Al términó del debate, la segunda cadena de televisión pública, la ZDF, realizó un sondeo inmediato entre los espectadores. El 34% daba ganador a Scholz, el 26% a Baerbock y el 16% a Laschet.

El resultado demostraría que el candidato de la CDU no ha podido cambiar la tendencia. Justamente eso le había pedido el ministro-presidente del Estado Libre de Baviera, Markus Söder, quien el sábado pasado recibía a Laschet en el congreso de su partido, la Unión Social Cristiana (CSU), la aliada regional de la CDU. Por un histórico acuerdo, la CDU no se presenta en Baviera, dejando el land en manos de la CSU, que desde hace décadas es el partido mayoritario.

No obstante, la mala performance de Laschet afecta también al partido regional. Para estar presente en el Parlamento Federal, la CSU ha de superar el límite del 5% a nivel nacional que corresponde, según la participación, a más del 32% en Baviera. Actualmente el partido de Söder ha bajado al 30%. Aún así, estará presente en el Bundestag porque si consigue más de tres mandatos directos estos se convertirán en 45 escaños gracias a la complicada ley electoral

Söder jugará pues un papel importante a nivel nacional y en el seno de la comunidad democristiana. La cuestión es qué hará Laschet si se confirma la debacle. En el debate se negó a entrar en un gobierno siendo su CDU el socio minoritario. Si pasara a la oposición –para ello un diputado tendría que cederle el escaño–, el Ejecutivo se formaría entre el SPD y los Verdes con el FDP o con Die Linke, a no ser que Scholz y Baerbock quieran gobernar en minoría.

La misma opción tendrían también Laschet y el lider del FDP, Christian Lindner. Hasta ahora no ha habido ningún Ejecutivo nacional en minoría.

De la ecuación sale por el momento un tripartito de la CDU con el FDP y la AfD, que Laschet ha rechazado tajantemente. Si el SPD y los Verdes invitaran a Die Linke, los socialistas se encontrarían en la tesitura de respaldar las operaciones militares de la OTAN y del UE.

De todos modos, no es suficiente conocer el porcentaje de cada partido. Por las particularidades de la ley electoral, serán decisivos los escaños de cada cual. En 2017 el número total aumentó de 598 a 709 escaños. Dado que la CDU evitó una reforma-recorte, pronto habrá un Bundestag XXL.