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Alarma por la apertura en Grecia de un campo de refugiados «cerrado»

La inauguración ayer de un campo de refugiados cerrado y de extrema seguridad en Grecia, el primero que las autoridades tiene previsto abrir, ha provocado la alarma entre las organizaciones de derechos humanos, que acusan al Gobierno de atentar contra las libertades. El centro ha contado con financiación europea.

El Gobierno griego inauguró ayer en la isla griega de Samos, cerca de las costas de Turquía, el primer campo de refugiados y migrantes «cerrado y con los accesos controlados», y aislado de la población local, una modalidad que preocupa a las asociaciones defensoras de derechos humanos. Grecia puso en marcha así su política de «control reforzado» de migrantes.

Los accesos están protegidos con alambre de espino, cámaras de vigilancia, escáneres con rayos X, además de puertas magnéticas en la entrada.

Este campamento, el primero de los cinco que están previstos, fue diseñado como una prisión y sólo podrán acceder los solicitantes de asilo que tengan un pase electrónico. Las puertas se cerrarán entre las 20.00 y las 08.00, y quienes no se presenten antes del cierre podrán sufrir medidas disciplinarias.

La Unión Europea (UE) dijo que invertiría 276 millones de euros para la construcción de estos polémicos campos en las cinco islas griegas del Egeo: Leros, Lesbos, Cos, Samos y Quíos. A ellas llegan la mayoría de refugiados y migrantes procedentes de Turquía.

«El nuevo centro controlado y cerrado ofrece condiciones de vida mucho mejores. Está fuera del tejido urbano y se han incrementado las medidas de seguridad para proteger a los beneficiarios, trabajadores y, también, a las comunidades locales», dijo el ministro griego de Inmigración, Notis Mitarachi.

El Gobierno griego defiende que estos centros servirán para mejorar la calidad de vida (agua potable, baños, seguridad) de los migrantes respecto a los anteriores, muy criticados por el hacinamiento y la insalubridad que los ha caracterizado. Plagas de ratas, montañas de basura, improvisadas chabolas, la falta de duchas y baños eran parte de la lista de dificultades a las que se confrontaban los habitantes del anterior campamento de Samos, previsto para 600 personas, pero que llegó a albergar a 7.000 en algunos momentos.

Pero los residentes de aquellos campos improvisados disponían de cierta libertad de movimientos, algo que no sucederá en los nuevos.

Preocupación

Los expertos señalan que su localización en la isla de Samos ya es bastante aislada como para coartar la libertad de sus residentes, algunos de ellos estancados por años en la isla y sin poder trabajar ni ir al colegio.

ONG y grupos de ayuda han expresado su preocupación por ese aislamiento y la restricción de movimientos de sus ocupantes, y pidieron a la UE y al Ejecutivo griego que no restrinjan los movimientos de los residentes.

En el nuevo campamento de Samos, los desplazamientos quedarán limitados desde finales de septiembre. En teoría, las hasta 3.000 personas que pueden vivir en el centro no estarán totalmente aislados, pero dependerán de los cuatro autobuses al día que, de momento, pasan por ahí.

«Los solicitantes de asilo necesitan protección. No son criminales ni un peligro para la comunidad, sino personas que necesitan ayuda. Los campos deberían ser abiertos. El Gobierno nos aseguró que así será», dijo afirmó Mireille Girard, representante de Acnur en Grecia.

Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó sobre la salud mental de las personas en estos campos. «El nuevo centro es la ilustración perfecta de la política de la UE en materia de migración: retener y detener a personas que huyen de la violencia y castigarlas por querer estar a salvo. Es una vergüenza», lamentó Patrick Wieland, coordinador de MSF en Samos.

EEUU prepara vuelos para deportar a miles de haitianos

El Gobierno de EEUU prepara el envío de múltiples vuelos de deportación a Haití para desalentar la llegada masiva de ciudadanos de esa nación caribeña, y que acampan por miles en el sur de Texas. Las autoridades migratorias estarían preparando hasta ocho vuelos diarios a Haití, en los que viajarán parte de los 13.000 haitianos que ya han cruzado la frontera sur con México y están retenidos por las autoridades migratorias en un campamento improvisado debajo el puente internacional que une Del Río (Texas) con Ciudad Acuña (México). La lentitud para procesar estas solicitudes, sin embargo, está provocando que el campamento crezca rápidamente ya que no cesa la llegada de nuevos inmigrantes, que están hacinados bajo el puente fronterizo, durmiendo al raso y sin servicios básicos, unas condiciones que amenazan con crear una nueva emergencia humanitaria en la frontera sur.GARA