Ariane KAMIO
DONOSTIA
Elkarrizketa
JOSÉ LUIS REBORDINOS
DIRECTOR DE ZINEMALDIA

«Con Johnny Depp pusimos ante todo el derecho a la presunción de inocencia»

Se acabó. Con una edición recién clausurada y con el cansancio acumulado, el domingo a primera hora hablamos con José Luis Rebordinos sobre lo acontecido en este último Zinemaldia, sobre sensaciones y lo que han dejado sus mayores polémicas.

¿Cómo se siente después de haber acabado el festival?

Me siento bien. Cansado. Pero estoy contento. De alguna forma te quitas un peso de encima y, algo para lo que has estado trabajando un año, más o menos ha salido bien.

En un momento en el que se habla de una eventual entrada en una fase postpandémica, Zinemaldia ha tenido que cumplir con los protocolos anticovid. ¿Cómo se ha vivido esa situación?

El mayor problema este año también ha sido la pandemia y nos afecta en muchísimas cosas. Organizativamente crea unas tensiones con el público, con los acreditados; nos afecta al presupuesto. El año pasado solo en taquilla perdimos 600.000 euros respecto a un año normal. De 178.000 espectadores pasamos a 66.000 y solo en patrocinadores perdimos 700.000 euros. Es muchísimo dinero para un presupuesto de 8,5 millones que estábamos manejando. Este año vamos a perder un poquito menos y estamos contentos porque, gracias a aquellos espónsores que nos han aguantado el festival, se ha parecido mucho más a un festival normal. Y en taquilla las pérdidas no llegarán a 500.000. Pero bueno, es el segundo año, hemos salido vivos y espero que el año que viene el festival sea normal o casi-casi normal.

Este año ha sido un año especial. Han suprimido los premios en cuanto al género. ¿Cómo valora ese cambio?

El primero que hizo este cambio fue Berlín. ¿Por qué? Porque consideran que el género –y hablo de género y no de sexo– es una construcción social, política e incluso económica en muchos casos. Vamos hacia un entendimiento del género diferente que puede ir hacia establecer que hay muchísimos géneros, o que vamos hacia la supresión del concepto del género. Esto lo hace Berlín, lo hace el Festival de Mar de Plata, luego lo hace el Festival de Huelva y luego lo hacemos nosotros. Me puedo equivocar, pero estoy convencido de que en los próximos años esto va a pasar en la mayoría de festivales, porque creo que es un camino justo y que tenemos que emprender los festivales. Una de las críticas que ha habido, que puedo compartir y que no me parece ningún absurdo, es que puede haber llegado demasiado pronto. Puede ser. Y la razón que se da para ello es que todavía no hay papeles importantes suficientes para mujeres. ¿Es verdad esto? Hay que tener datos y, a partir de ellos, podremos hacer interpretaciones.

¿Puede ello influir en los jurados que han conformado este año? En casi todas las categorías la mayoría han sido mujeres.

Nuestros jurados siempre son impares. Siempre intentamos que si el presidente es hombre, la mayoría sean mujeres, y viceversa. Hubo un momento en el jurado oficial que había tres hombres y dos mujeres, y dos de los hombres se cayeron, y al final en quince días conseguimos dos mujeres estupendas que encajaban perfectamente en el festival. Hay que buscar la paridad, pero yo en los jurados quiero a gente que sea interesante, me da igual si son hombres o mujeres. Quiero gente potente, interesante. Lo que no podemos estar es en un debate permanente poniendo en cuestión a las personas. El luchar por la igualdad y la no exclusión es poner por delante de todo el nivel profesional de la gente, sea hombre o mujer en cuanto a sexo o sea cual sea la inscripción genérica en la que se sientan cómodos.

Pero esa paridad se busca, ¿no es así? Lo digo porque históricamente siempre se ha basculado hacia el lado masculino.

Es cierto que históricamente siempre se ha basculado hacia lo masculino, pero también porque ha sido más difícil encontrar a mujeres para los jurados. Lo siento, pero es así. Probablemente incluso hay cierto pudor o cierta resistencia por parte de muchas mujeres para aceptarse como jurado. Se lo ofrecemos a muchas que nos dicen que no. Yo prefiero que bascule hacia el lado femenino. Pero, ¡ojo!, lo que quiero es un jurado potente.

En la Sección Oficial las películas no se seleccionan por el género de quien las dirige. ¿Se sentiría cómodo si tuviese una competición oficial copada por hombres?

No, y no me he sentido cómodo cuando de 16 películas ha habido solo dos dirigidas por mujeres. Ni yo ni mis compañeros. Porque terminamos siendo reflejo de una situación que es injusta. Lo que yo no estoy dispuesto, ni mis compañeras lo están, es que si entre dos películas una nos gusta mucho más que otra y nos parece más interesante, coger la otra porque lo ha dirigido una mujer. De hecho a mis compañeras y a mí esa decisión nos parece absolutamente patriarcal y machista, porque estamos ejerciendo una especie de paternalismo sobre el papel de la mujer. Pero, eso sí, en la base sí que podemos hacer cosas. Y en la reunión que mantuvimos con las asociaciones de mujeres les hemos contado lo que ya estamos haciendo y lo que estamos dispuestos a hacer.

Ha mencionado la reunión que mantuvieron con las mujeres cineastas. ¿Qué conclusiones saca?

Muy positivas. Con CIMA o con (H)emen coincidimos en los objetivos finales, de hecho colaboramos con ellas antes de todos estos follones. Los objetivos últimos, que fundamentalmente es la incorporación de la mujer en el cine, los compartimos. Luego podemos estar en desacuerdo en muchas cosas, no pasa nada, como podemos estar en desacuerdo en nuestro propio equipo.

¿Cómo ha vivido la estancia de Johnny Depp en Zinemaldia?

Johnny Depp es la persona más encantadora del mundo en la distancia corta. A partir de ahí no sé cómo es su vida privada, no tengo ni idea.

Disculpe, no me refería a su vida privada…

Me ha parecido un tipo encantador. Respecto a la polémica es muy desagradable que te lleguen a llamar maltratador, que apoyas el maltrato... pero es parte del juego. Nosotros teníamos muy clara la decisión que tomamos. Nos ceñimos a algo que es estrictamente cierto y es que Johnny Depp nunca ha sido detenido, nunca acusado en sede judicial, solo en un periódico, ni ha sido condenado por maltrato. A partir de ahí pusimos por delante de todo el derecho a la presunción de inocencia, en una época en la que más que la presunción de inocencia, se establece el principio de culpabilidad. No solo en este tema, en la misma política. Suelo quedarme alucinado cuando a un político le acusan de corrupción y tiene que dejar la política y luego muchos de ellos años después son absueltos. Para mí solo un juez puede determinar la culpabilidad o no de una persona.

Me parece que estamos llegando a un momento en que la sociedad juzga y condena y eso me parece muy peligroso. Durante muchas décadas los sectores más progresistas de la sociedad lucharon por defender el derecho a la presunción de inocencia y ahora parece que el principio que vale es el principio de culpabilidad. No estoy dispuesto a aceptar eso.

Resulta bastante violento, por ejemplo, que a la prensa no se le haya permitido hacerle preguntas; o el discurso que realizó la noche que recibió el Premio Donostia, que está muy lejos del movimiento #MeToo que se creó hace unos años o del #YoSíTeCreo. Se presentó como una víctima y dijo que le puede pasar a cualquiera. Creo que es un discurso muy duro patriarcalmente hablando.

Lo dice alguien que ha sido acusado y se considera inocente. Pero fíjate en el mensaje de #YoSíTeCreo. Si una chica denuncia maltrato yo ni la creo ni la dejo de creer. Lo que voy a darle son todos los medios posibles primero de atención sicológica y de atención jurídica para que intente demostrarlo, pero yo no estoy de acuerdo con el #YoSíTeCreo, por una razón muy simple. Ni creo que ella mienta ni creo que el otro tenga que ser culpable hasta que un juez lo determine. Y ya sé que muchas veces culpables salen libres, pero yo creo que es mejor diez culpables sean declarados inocentes que un inocente sea declarado culpable. Yo prefiero que diez culpables no sean condenados a que un inocente sea condenado. Lo puedes poner perfectamente. Eso se llama presunción de inocencia y se llama luchar para que nadie sea condenado injustamente.

Fuera de estas polémicas, me gustaría concluir la entrevista hablando de las plataformas digitales y de la experiencia de la Sala Virtual, la posibilidad de seguir el festival on-line. ¿Cómo puede cambiar eso las costumbres o dinámicas del certamen?

Yo creo que lo va a cambiar poco. Creo que seguirá siendo de ir al cine y sentarte en tu butaca. Seguirá siendo presencial. El año pasado hubo un momento que estuvimos a punto de suspender. Eso nos suponía perder un millón y medio de euros. Lo que suponía que tenía que poner mi carta de dimisión sobre la mesa. Hubo un momento en el que la única opción era hacer un festival on-line, y nosotros un festival así no lo vamos a hacer. Pero lo que no puede hacer la exhibición es decir que las plataformas son malísimas. Hay que ver cómo evoluciona y cómo podemos llegar a acuerdos. Porque las plataformas vienen para quedarse.