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Bruselas ofrece relajar los controles con el norte de Irlanda

La Comisión Europea ha ofrecido al Gobierno británico relajar los controles sobre ciertos bienes destinados al norte de Irlanda, al día siguiente de que Londres planteara acabar directamente con el protocolo norirlandés del Brexit y renegociar otro texto.

La Comisión Europea propuso ayer flexibilizar los controles sobre ciertos bienes destinados al norte de Irlanda, con el fin de reducir las tensiones sobre los suministros tras el Brexit y tras el desafío del Gobierno británico que pretende reescribir el protocolo irlandés del acuerdo de salida de la Unión Europea.

Estas propuestas son nuestra «respuesta sincera a las preocupaciones», en el norte de Irlanda, subrayó el vicepresidente de la Comisión, Maros Sefcovic, al presentar la oferta europea.

La medida afectaría «una amplia gama» de productos de Gran Bretaña y «consumidos en Irlanda del Norte», señaló.

Concretamente, tendría el efecto de reducir los controles en aproximadamente un 80% y las formalidades aduaneras en un 50%, creando una especie de «vía rápida» para estos productos, subrayó el comisario.

A cambio, para proteger la integridad del mercado interior europeo y asegurarse de que estos productos no entren en él, Londres debería dar garantías, como una etiqueta que indique que están destinados a la venta «exclusiva en el Reino Unido».

Además, debería implantar un «mecanismo rápido de reacción» para identificar y resolver problemas, so pena de una acción unilateral de Bruselas.

La Comisión está dispuesta a entablar «discusiones intensas con el Gobierno británico» para lograr «una solución duradera y conjunta lo antes posible», aseguró el Ejecutivo europeo.

Una delegación de la Comisión visitó ayer Londres para presentar la oferta europea. Sefcovic, por su parte, se reunirá con el secretario de Estado británico, David Frost, mañana en Bruselas.

Desafío de Londres

El Gobierno británico atribuye las dificultades de suministro en el norte de Irlanda a la implementación del protocolo concluido como parte del tratado Brexit, que fue el principal obstáculo para firmar el divorcio y que desde que entró en vigor Londres intenta renegociar.

En el tratado, aceptó llevar a cabo controles aduaneros en el paso entre la isla de Gran Bretaña y el norte de Irlanda para evitar una frontera física con la República irlandesa.

A ese rechazo se suma el de los unionistas norirlandeses, que lo ven como la ruptura del Reino Unido.

Además Londres exige ahora que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no tenga jurisdicción para supervisar la aplicación de ciertas normas europeas en el norte de Irlanda, tal como prevé el texto, y propone en cambio un sistema de arbitraje conjunto, lo que para Bruselas supone un cambio inaceptable y una «línea roja».

La víspera de que Bruselas presentara su oferta, Londres endureció su postura exigiendo a la UE no ya algunos cambios sino un nuevo protocolo para el norte de Irlanda que reemplace totalmente el acordado porque, sostiene, «no funciona» y fue redactado «a toda prisa».

Ayer el Gobierno británico se mostró dispuesto a entablar «conversaciones intensas» sobre las propuestas de la Comisión, aunque reclamó «cambios significativos en aspectos fundamentales» del documento.

En caso de que no se encuentre terreno común, contempla utilizar la cláusula de rescisión que lleva incorporado el protocolo, el Artículo 16.

Ese apartado contempla la posibilidad de que una de las partes suspenda unilateralmente aspectos del acuerdo si considera que están provocando «serias dificultades económicas, sociales o medioambientales» o bien si llevan a una «desviación» de los flujos comerciales. Por su parte, el Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario en el norte de irlanda consideró hoy que las nuevas propuestas de Bruselas son un «punto de partida, pero opinó que, «a primera vista», se «quedan cortas respecto a los cambios fundamentales» que reclaman.

La Comisión estudia usar los fondos para forzar a Polonia

Mientras Bruselas intenta que Londres acepte el arbitraje del TJUE, se está jugando que sus propios socios sigan las normas comunes, en el conflicto interno con Polonia y Hungría. La Comisión Europea sigue examinando qué acciones legales podrá lanzar contra Polonia si su equipo jurídico confirma la gravedad que percibe en el fallo del Tribunal Constitucional polaco que cuestiona la primacía del Derecho comunitario sobre el nacional. «Un primer informe preliminar apunta problemas graves», indicó la comisaria Kadri Simson tras la reunión del Colegio de Comisarios en la que la presidenta, Ursula Von der Leyen, apuntó las posibilidades: abrir un nuevo procedimiento de infracción contra Polonia; bloquear fondos europeos si el país miembro viola el Estado de Derecho o avanzar en el artículo 7 de los Tratados que permitiría, en casos graves, suspender el derecho a voto de un Gobierno en la toma de decisiones a Veintisiete. Hasta ahora Bruselas había evitado mencionar expresamente la suspensión de fondos como opción. GARA