Aritz INTXUSTA

EL CICLO DEL AGUA: RIEGAN EN CÁRCAR Y SE ENRIQUECE UN MAGNATE DEL JUEGO

Tras vender el emporio del juego Cirsa a Blackstone, sociedades de Manuel Lao han adquirido a OHLA dos terceras partes de la sociedad adjudicataria que gestionará hasta 2045 los riegos de los ramales del Ega y del Arga del Canal de Navarrra.

En cuestión de un año, según avanzó la semana pasada María Chivite, estará listo el ramal del río Ega que, junto al recién terminado ramal del Arga, constituyen la Ampliación de la Primera Fase del Canal de Navarra. De este modo, habrá unas 5.500 hectáreas de secano que pasarán a regadío (maíz, tomate…). Eso sí, cuando los agricultores activen los mecanismos para echar agua a sus plantas en Cárcar o San Adrián, hay terceros que se lucrarán.

En lo referente a la Ampliación de la Primera Fase del Canal, quien cobrará por ese agua es un antiguo magnate del juego, Manuel Lao, que se hizo rico con las icónicas máquinas tragaperras de su empresa Cirsa, las de las tres manzanitas de toda la vida.

Según se notificó ayer, mediante sociedades instrumentales, Lao ha adquirido a OHLA (grupo dirigido por Juan Miguel Villar Mir, el empresario y político franquista investigado por varias tramas de corrupción del PP y ahora financiador de Vox) el 65% de las acciones de Aguas de Navarra, la sociedad que está acometiendo la infraestructura.

GARA contactó ayer con responsables del Gobierno foral que indicaron que, para aprobar la venta, la nueva sociedad de Lao ha debido acreditar suficiente capacidad técnica para cumplir con lo acordado.

La operación se concreta en que OHLA ha vendido por 25 millones a KC Impact (Lao) todas las acciones que poseía Aguas de Navarra, una entidad que, a cambio de ejecutar las obras, obtuvo en 2015 la concesión del riego de dicha ampliación del Canal de Navarra hasta el año 2045. Para entender qué significa esto, hay que conocer mínimamente cómo funciona todo el canal.

Solo el gigantesco canal que nace en Itoitz es público (40% propiedad de Nafarroa y 60% del Estado, que controlan las infraestructuras a través de Canasa). La red de tuberías que lleva el agua a los cultivos se hizo bajo concesión. El tronco (canal) es público, pero las ramas funcionan de otra forma.

Grandes empresas de obras públicas pusieron la red de tuberías a cambio de quedarse con la concesión (recibir un canon anual que se paga en su mayoría desde el erario público, salvo una sexta parte que abonan los regantes) durante 30 años. Es lo que comúnmente se conoce como un «peaje en la sombra». Pasado ese tiempo, esa red de tuberías revertirá al 100% en el Ejecutivo foral, sin participación privada (salvo cambios de última hora).

Con la operación de ayer, quien fuera el emperador de las tragaperras no pasa, sin embargo, a controlar el 65% todas las interconexiones entre el canal y los cultivos, sino únicamente la citada ampliación.

Además de Aguas de Navarra, existe otra empresa que percibe peajes en la sombra por el canal, pues en cada fase y ampliación se licitó la construcción de ese tejido de tuberías por este método. Esta otra sociedad es Aguacanal, que controla el riego de 27 pueblos, desde Izarbeibar hasta Santacara.

El «cash» viene de Blackstone

El año pasado, Acciona –que era titular del 50% de Aguacanal– vendió sus acciones a un fondo francés, igual que ahora ha hecho OHLA con la sociedad de Lao. Este fondo, Meridiam, controla varias autopistas del Estado y otros países europeos (incluida Alemania). Hasta tiene un hospital en Turquía.

Tanto KC Impact como Meridiam se promocionan a sí mismas como empresas solidarias centradas en el desarrollo sostenible, cuando el papel que juegan también puede ser interpretable como el del puro acaparamiento de bienes estratégicos, como lo es el agua en Nafarroa.

A partir de ahora, tanto Lao, a través de KC Impact, como Meridiam tendrán el mismo socio: Aguas de Barcelona, cuya sede es la famosa torre Agbar. La presencia de Aguas de Barcelona en Aguacanal y Aguas de Navarra deriva de una serie de carambolas que nacen de la desaparición de la CAN y que hacen que uno de los políticos que más engordaron sus bolsillos con la caja desaparecida, Francisco Iribarren (PSN), también haya hecho su agosto con los riegos.

Para complicar más la fórmula en la que se reconfigura un bien básico como el agua en Nafarroa aparece el omnipresente fondo Blackstone. En realidad, el dinero de Lao no viene ya de los casinos y las tragaperras de Cirsa, negocio que lanzó tanto en el Estado como en Sudamérica, donde sido perseguido, en concreto en Argentina, por delitos económicos.

En 2018, Lao vendió prácticamente todo su emporio del juego a Blackstone, incluyendo casinos y licencias, generando así el fondo Nortia, que es del que se nutrió KC Impact para poner encima de la mesa los millones necesarios para hacerse con Aguas de Navarra, aprovechando que OHLA tiene problemas de liquidez (ha pedido rescate Fondo de Ayuda a la Solvencia de Empresas Estratégicas).

Solo queda por esclarecer por qué Blackstone estaba interesado en Cirsa. Por lo que parece, el fondo buitre no solo se dedica a la vivienda sino que ansía erigir un gigante del juego a escala mundial.