Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
JORNADAS DE DÉCIMO ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE AIETE

Recargar la batería con consensos y dinámica de territorio

Una intensa sesión matinal sirvió para recapitular los «grandes cambios» vividos desde una parte de Euskal Herria que ha ejercido, por momentos, de locomotora de un proceso inclusivo de construcción de la paz. Cierre en Baiona de las jornadas de aniversario de Aiete.

Aunque una camisa y una americana no parezcan la mejor vestimenta para llamar a una dura faena, el senador de Les Republicains (LR), Max Brisson, recurrió a una vieja expresión francesa para remarcar que, transcurridos diez años, toca arremangarse de nuevo y echar carbón a la caldera de los consensos para hacer avanzar el proceso de paz.

Fue uno de los seis representantes políticos que se sumaron, -siete si se dispensa la ausencia de última hora de la senadora Frédérique Espagnac (PS)-, al encuentro en el Auditorio Henri Grenet donde Bake Bidea, Foro Social Permanente, Berghof Foundation y Conciliation Resources celebraron la jornada de cierre de una intensa conmemoración del décimo aniversario de Aiete.

De EH Bai a la derecha republicana, de la UDI al MoDem, pasando por los ecologistas y sin olvidar al PS, a cuyo último ex primer ministro Bernard Cazenave rindió un explícito homenaje el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray, al señalarle como el dirigente «que hizo posible el desarme de ETA». Los representantes de la mayoría política de Ipar Euskal Herria renovaron su compromiso con el trabajo en común para conseguir los objetivos marcados en Aiete.

«Todo dependerá de nuestras capacidades para seguir trabajando el consenso», resumió Brisson, quien apeló además a «perseverar en la construcción intelectual del país, para que podamos seguir pensando y actuando de forma diferente».

A su lado, el presidente de la Mancomunidad Vasca no dudaba en lanzar los dardos contra la Fiscalía antiterrorista, de cuya actitud tuvo una experiencia cercana cuando declaró como testigo en el juicio «a un compatriota», Egoitz Urrutikoetxea. Se dirigió luego a Emmanuel Macron a quien, en vísperas de la campaña presidencial, pidió señales fuertes «en relación a hombres que llevan 32 años en la cárcel, han apoyado este proceso que partió de Aiete y siguen incomprensiblemente en prisión». Un integrante de la mayoría macronista, Vincent Bru, hacía suya esa sensible demanda y tras elogiar el trabajo compartido entre electos animaba a la ciudadanía a «empujar en la buena dirección» para contribuir a acercar las soluciones. «Aiete nos trajo un soplo de esperanza y aunque sabíamos que no sería una ruta tranquila, hoy decimos que es insoportable la situación de presos que llevan tres décadas en prisión», remarcaba la ecologista Alize Leizagezahar, en nueva alusión a Jakes Esnal y Ion Kepa Parot.

«¿Era necesario hacer lo que hicimos? Aiete funcionó, luego fue una buena iniciativa», reivindicó el presidente del Consejo Departamental, el centrista Jean-Jacques Lasserre.

Alain Iriart (EH Bai), junto a Vincent Bru uno de los nuevos actores en la delegación de Iparralde, defendió el modo de hacer que marcó Aiete y sumó una cuestión sobre la que propuso tejer nuevos acuerdos: «este pueblo tiene derecho a existir y a que su cultura, su lengua, tengan una plaza reconocida en el mundo».

«Hay proceso, con tres escenarios y un prisma multilateral; toca avanzar con más ambición»

La profesora Caroline Guibet, la presidenta de Bake Bidea, Anaiz Funosas, y el portavoz del Foro Social Permanente, Agus Hernan, compartieron la tarea de hacer balance y de dibujar los retos inmediatos.

«¿Alguien en esta sala habría pensado hace diez años que Ipar Euskal Herria jugaría un papel tan relevante en este proceso de paz? Preguntó Funosas, para remarcar que Aiete situó al Estado francés, y por descontado a Ipar Euskal Herria, en el mapa de la resolución. Apeló a cuidar y profundizar en los consensos, calificó de «peligro para el orden público» a la Fiscalía antiterrorista y defendió que no hay que descuidar la correlación de fuerzas, apelando a «sostener la movilización e incluso la desobediencia». Agus Hernan defendió que hay un proceso en marcha, con sus formas y ritmos propios en los tres espacios administrativos vascos, y que es inclusivo y multilateral. «Eso está conseguido, por lo que toca ser ambiciosos», dijo. Caroline Guibet expuso las carencias de dos estados «incapaces de comprender que ya no tienen enemigos en frente, solo adversarios políticos».M.U.

Mirar, sin buscar espejos, a Irlanda y Colombia

M. U. |

La pregunta compleja de qué es lo que hace posible llevar adelante un proceso de paz quedó sobre la mesa de tres profesores. El comisionado de la Comisión de la Verdad de Colombia, Carlos Martin Beristain, el profesor sudafricano y especialista del proceso de Irlanda, Brandon Hamber, y el profesor de Derecho en la Universidad de Baiona, Jean-Pierre Massias, fueron los encargados de viajar para extraer enseñanzas. Massias cedió la palabra a los invitados no sin antes glosar la «revolución» que, a su juicio trajo el proceso de Aiete. Atribuyó al mismo la capacidad de dar credibilidad al proceso de salida del escenario armado, de dotar de legitimidad internacional a un proceso cimentado en la voluntad, y concluyó que sobre esas bases se pudo articular, y adaptar a las vicisitudes –con alusión expresa a la no implicación de los estados–, un proceso basado en «una unilateralidad compartida o inclusiva».

Proceso complejo, no confuso

Carlos Martin Beristain recaló en Colombia hace un cuarto de siglo. «Nos decían que no se podía entender la violencia en ese país latinoamericano, así que para no dar alas a la desesperanza nos inventamos la máxima de que el proceso colombiano era un proceso complejo, pero no un proceso confuso», expresó con ironía, haciendo luego varios símiles en percepciones que se han alimentado tanto en Colombia como en Euskal Herria.

«En contextos polarizados la pregunta de a qué bando perteneces se impone a la pregunta sobre los motivos que te acompañan», lamentó.

Para hacer viable un proceso consideró indispensable la implicación de la sociedad civil, «que se cuidó aquí y falló en Colombia», y construir una memoria que, «partiendo del principio de realidad, se base en los derechos humanos y en el reconocimiento del sufrimiento de las víctimas».

Brandon Hamber centró su intervención en las fallas que, veinte años después, acusa el proceso irlandés, sin ir más lejos en materia de memoria.

Abogó por resetear los procesos cada cierto tiempo, para darles vigencia y ayudar a que «las nuevas élites y los jóvenes se sirvan del mismo para afrontar nuevos retos», como la reaparición de la frontera irlandesa con el Brexit.

Currin: «Próspera nueva década y que yo pueda celebrarla con ustedes»

M.U. |

El abogado sudafricano, Brian Currin, fue el encargado de cerrar con una intervención de resumen la jornada de Baiona. Fue recibido y despedido con aplausos y un relampagueo de cámaras de móvil para inmortalizar su presencia en el foro conmemorativo de Aiete.

Elogió la calidad de las aportaciones escuchadas en la jornada y se detuvo en subrayar la capacidad de diálogo y acuerdo entre diferentes, de la que invitó a tomar nota a «políticos del sur del País Vasco y más aún de España».

Evocó de inmediato la situación «insoportable» de los presos. Si el presidente de la Mancomunidad Vasca habló de «avería en la máquina», ante la falta de respuesta a las demandas de la sociedad, el facilitador sudafricano planteó «dotarse de soluciones concretas, de un dispositivo o estructura que permita superar ese escollo». Evocó como otros ponentes la justicia transicional. «En Sudáfrica no hubo amnistía, pero los presos salieron empleando la libertad condicional», recordó.

Se declaró decepcionado por que no se hayan cumplido buena parte de los contenidos de la Declaración de Aiete, pero se sumó a la consigna de «cargarse de energía y avanzar» que marcó la jornada.

Apeló a seguir emplazando a los estados, porque «no es tolerable que no se reconozca por igual a todas las víctimas». Y, pese a que la idea de que no habrá un solo relato ha impregnado el aniversario de Aiete el abogado abogó por «acercar narrativas y avanzar hacia un relato compatible», antes de desear, desde su altura septuagenaria, «que la próxima década sea próspera para ustedes y yo siga aquí para celebrar sus nuevos logros».